Para que nos hagamos de una idea de su impacto hay que tener en cuenta la historia de Protagonistas. Cuando Luis del Olmo empezó a hablar de golf en la radio, no era cualquiera; era el locutor de máxima audiencia, en las horas de máxima audiencia, en el programa de máxima audiencia.
En una época en la que nadie hablaba de golf, él mezclaba palabros como birdie, eagle o hándicap con jardines de los bonsáis o con los delirantes debates del Estado de la Nación. Luis daba la misma importancia a los logros de Severiano Ballesteros, de Chema Olazábal o de Sergio García que a los de los mejores futbolistas, toreros, cantantes o novelistas. Y transmitió pasión por el golf.
Pero no se quedó ahí. Cualquiera que haya jugado alguno de los torneos que el tándem Luis-Maite organiza cada año, habrá quedado encantado de participar en unos eventos divertidos que empiezan en el campo de golf y terminan en la casa de Luis, en mangas de camisa intentando no ponerte hecho unos zorros con la salsa “romescu” de sus “calçots”. Y en muchos casos, como en el de La Quinta, aprovechando para echar un cable a los que más lo necesitan. Porque además Luis es, de verdad, buena gente.
No sé si algún día alguien escribirá una historia del golf en España en la que no sólo se hable de los profesionales más exitosos, de los amateurs más brillantes o de los federativos más eficaces. Cuando alguien la escriba, deberá dedicar un capítulo a hablar de un hombre que nadó contra la corriente para quitarle al golf el cartelito de deporte elitista, exclusivo y para ricos.
La Real Federación Española de Golf ya le dio una merecidísima medalla a ese hombre que se llama Luis del Olmo o, como le pusimos en su rótulo cuando lo entrevistamos en “GOLFLOG” Luis del Golfmo. Gracias Luis, ojalá algún día el golf te devuelva lo que te debe. Y no hablo de las bolas que hemos perdido en los lagos de tu Costa Daurada… ¿Quizás una vuelta con cinco birdies naturales?