Seguramente Alemania, con Bernhard Langer a la cabeza, sea el rival más duro de los cinco que Madrid tendrá en su carrera para la Ryder Cup de 2018. Langer, que como Ballesteros, ha sido jugador y capitán del equipo asegura que “Alemania se merece una Ryder, como España la tuvo en 1997”. Con Langer trabajan codo con codo su hermano Erwin y Florian Brunnhs y de la mano llevan a Audi. La compañía automovilística quiere que la Ryder Cup llegue a Alemania y pondrá todo su empeño económico en que esto suceda. Sin embargo, su principal competidor BMW, uno de los patrocinadores principales del Circuito Europeo, no vería con tan buenos ojos el desembarco de la firma de los cuatro aros en la competición bienal.
Lo que es seguro es que dinero no le va a faltar a esta candidatura. Junto al apoyo de Audi está también el de la sociedad de inversión de la antigua familia real de Baviera, la Wittelsbacher Auslgeichsfonds, que apoyará la celebración de la Ryder Cup en Alemania con todo lo que haga falta. En cuanto al campo también podría estar decidido. El Wittelsbach Rohrenfeld está muy cerca de Munich, a 30 kilómetros del aeropuerto y a 10 minutos de una autovía principal.
Francia también es, sin duda, un rival a tener en cuenta. En la actualidad su cabeza visible es el último ganador del Open de España -curiosamente un enamorado de nuestro país y de Severiano Ballesteros- Thomas Levet, que ya participó en la Ryder de 2004 en Michigan en el Oakland Hills Country Club.
En la candidatura Francesa los equipos se alojarían en el Palacio de Versalles y el campo sería todo un clásico, el Golf National de Paris, inaugurado en 1927 y a 10 minutos de Versalles. Los aviones de los equipos y de toda la infraestructura de la organización aterrizarían en el aeropuerto militar de Villacoublay y la candidatura contaría con el apoyo total del gobierno. Tanto, que el primer ministro francés Roma Yade ya ha dicho que “nuestro país tiene ventajas incomparables para albergar la Ryder pero debemos de trabajar sin parar.”
Holanda puede ser una de las cenicientas de esta candidatura pero no hay que despreciarla, sobre todo porque el campo que presentan como sede, el Spijk, está diseñado por Colin Montgomerie, actual capitán del equipo europeo en esta edición. El campo tiene sembrados once hoyos y en octubre estará terminado. Una de las bazas que la candidatura holandesa esgrime para acoger la Ryder de 2018 es que su Open de Golf se celebra desde 1912 y una competición como la Ryder podría relanzar el golf en su país de una manera espectacular.
Portugal tampoco parte como una de las favoritas para albergar la Ryder Cup de 2018 pero, evidentemente, hay que tenerla en cuenta. El país vecino lleva apostando por el golf unido al turismo desde hace años. Actualmente se venden en Portugal 1,4 millones de green-fees y su lema “tenemos Garra, tenemos todo” deja bien a las claras la ilusión que tienen por acoger la Ryder. En la candidatura portuguesa Jorge Sampaio, ex presidente de Portugal, dirige la candidatura contando con el apoyo de Manhuel Pino, ex ministro de Economía, que será el presidente de la Comisión ejecutiva.
En cuanto al campo, Portugal contaría con el Golden Eagle Golf Resort, en Rio Maior, situado a 35 kilómetros del norte de Lisboa y diseñado, curiosamente por uno de sus rivales en la candidatura, el alemán Bernhard Langer.
El principal problema de Suecia es su latitud, las frías temperaturas que en octubre podrían tener y las pocas horas de sol al día, insuficientes para acoger dos rondas de diecioicho hoyos cada día. El campo sería el Bro Hof Slott, un diseño de Robert Trent Jones abierto en 2007 situado a 55 kilómetros de Estocolmo.
En cuanto a la financiación, esta parece que correría a cargo de un millonario sueco que apoyaría sin límite las necesidades de una candidatura que cuenta a su favor con el apoyo del golf sueco a la Ryder que en los últimos años siempre ha aportado jugadores y muchos puntos al equipo.