En la segunda jornada del torneo coorganizado por el circuito Australiano y el Europeo y coincidente en el tiempo con el Hong Kong Championship, Tiger Woods, la estrella más mediatica del golf mundial, contaba con una ventaja de 3 golpes respecto a sus más inmediatos seguidores. Muchos de ellos, la gran mayoría, se tenían que contener para no pedirle un autógrafo el mejor jugador de la historia de este deporte, pero algunos, muy pocos, luchaban por hacerle una mínima sombra.
En la tercera jornada, con más de 20.000 espectadores siguiendo las evoluciones del número uno del mundo, Tiger Woods ha vuelto a tener una jornada dificil y poco fructífera. Como ya sucedió la semana pasada, la tercera vuelta no ha sido buena y el Kingston Head Club de Melbourne ha visto como Woods puede ser un poquito vulnerable.
Afortunadamente para él, el fijo de 2 millones de dólares no depende de que consiga la victoria o no. Ese pecunio ya lo tiene metido y bien metido en su cuenta corriente, aunque los organizadores desean que el ganador del torneo sean el californiano. Algo que podría pasar, pero que igual no pasa. De momento hoy, en la tercer vuelta, con Woods firmando el par se le han acercado a la primera posición dos invitados a los que no se esperaba: Greg Chalmers y James Nitties. Los dos han firmado dos tarjetas con tres bajo par, empatando en la cabeza de la clasificación y dejando todo visto para sentencia en la cuarta y definitiva jornada.
Mañana domingo, con dos australiano luchando por derrotar a Tiger Woods se esperan a más de 30.000 personas en el campo australiano. Todas y cada una de ellas pagando su entrada religiosamente. Quizá todo pueda estar más o menos preparado, pero así si que puede resultar rentable contratar al mejor jugador del mundo. Sólo falta un pequeño detalle: que él quiera unirse a la fiesta. En Australia si que ha querido y parece que el negocio puede ser redondo para los organizadores y promotores del torneo, para el propio Tiger y, desde luego, para el aficionado al golf que está teniendo la fortuna de disfrutar de todo un espectaculo con el número uno del mundo.