De esta manera, el campo estaba plagado de agua en la mayor parte de las zonas, e incluso de barro. "Parece una zona de desastre más que un campo de golf", admitió el director del torneo, Randy Watkins.
En primer lugar, las jornadas del jueves y del viernes fueron suspendidas por las constantes lluvias, pero no hubo ni siquiera opción a jugar un torneo a 54 hoyos ó a 36, y ni siquiera a aplazarlo a la próxima semana.
Esta es la primera vez que un torneo del circuito es cancelado por la lluvia desde que ocurrió lo mismo en Pebble Beach en 1996.