Vestido con polo rojo y pantalón blanco, no paró de sonreir en todo momento. Después de 36 hoyos subiendo y bajando cuestas, como el amigo Labordeta -y con la temperatura que tenemos en Casares (Málaga)- a cualquiera de nosotros nos pesaría un montón la mochila que lleva a sus espaldas y que ya es seña de identidad de tan joven jugador.
Como Pocholo, Kim no se separa de ella. Parece no pesarle nada y además lo primero que ha sacado de su interior al terminar ha sido su Iphone. Tiene aún aguante suficiente para salir de la sala de entrevistas e irse a tirar bolas, esperando la decisiva jornada de mañana frente a un Fisher en racha, que sabe controlar el timing del juego a la perfección.
El Volvo Match Play está siendo una competición dura en un campo también complicado, pese a sus impresionantes condiciones. Los entendidos califican esta modalidad como el golf en estado puro, aunque en algunos momentos parezca injusta. Prueba de ello la otra semifinal entre Fisher y Cabrera. Al término de los 36 hoyos empatados y otra vez al 18 y vuelta a empezar y de nuevo iguales y repetición de la jugada hasta que Fisher se adjudicó el partido.
Unos hoyos malos y te vas a casa, es la filosofia del Match Play, pero así es en la mayoría de los deportes, jugador contra jugador y que gane el mejor. Sí en el hoyo 14 has perdido, como en el caso de Allenby, o en el 18 bis y bis como en el caso de Cabrera, felicitas a tu contrincante estrechándole la mano y a esperar la jornada del domingo. Educación y deportividad ante todo.