Un niño usa indistintamente sus dos manos durante los dos primeros años de vida, pero hasta los cinco manifiesta su preferencia por un lado del cuerpo en especial, con lo que se sabrá si es zurdo o diestro. Es a esa edad que definirán el hemisferio cerebral que regirá su personalidad, es decir, las personas zurdas usan el costado derecho, que se define principalmente en lo emocional, intuitivo, donde las cosas concretas tienen más valor, además de que controla funciones para el conocimiento del lenguaje; en tanto, los diestros emplean el izquierdo, que regula funciones racionales, lógicas y analíticas, tienen mejor percepción espacial para las matemáticas, y captan símbolos y conceptos abstractos. Por ello se puede explicar que las personas zurdas, una de cada diez en el mundo, tiendan a desarrollar inclinaciones artísticas más que los diestros.
Una realidad de todos los días es que los niños zurdos se enfrentan a un mundo al revés, que comienza con la dificultad para abrocharse los botones de la ropa por la mañana, continúa con el uso de útiles escolares como cuadernos, reglas y escuadras y a la hora de comer si necesitan abrir una lata o un bote de refresco, por ejemplo.
Al llegar a adultos, los problemas persisten si se quiere tocar una guitarra o cualquier instrumento musical, utilizar un palo de golf, una cámara fotográfica o el teclado de un ordenador; todos ellos se adaptan, pero es muy probable que en algún momento presenten dolores de espalda o lesiones en la columna, así como afecciones en la mano izquierda por las malas posturas al realizar sus movimientos y porque necesitan "torcerse" para hacer funcionar algunos utensilios.
Investigaciones recientes afirman que existen dos tipos de zurdos: los que lo son al cien por cien, quienes tienen su parte cerebral dominante en el hemisferio cerebral derecho, y los que son regidos por el lado opuesto, como los diestros, pero en quienes su mano hábil es la izquierda. Todos estos incómodos capítulos en la vida de los zurdos serían mucho más llevaderos si el mundo se fijara en ellos y se fabricaran artículos exclusivos para su uso, desde escuadras y tijeras para la etapa escolar, hasta relojes, abrelatas, agendas telefónicas, teclados y "ratones” para el ordenador en la edad adulta.
Lo fundamental es que los padres de familia con hijos zurdos, en primer lugar, no los obliguen a usar la mano derecha, como se hacía en el pasado, porque pueden causarles alteraciones como dislexia (dificultad para aprender a leer, escribir y deletrear) o tartamudez, problemas de aprendizaje o de desarrollo intelectual, sobre todo si el pequeño es completamente zurdo, y que fomenten esa habilidad para que aprendan a usar ciertos objetos y no se acomplejen porque les es difícil hacerlo; y al contrario, tal vez puedan llegar a convertirse en grandes futbolistas o golfistas como "Pelé", Phil Mickelson, Mike Weir, beisbolistas como "Babe" Ruth o músicos como Wolfgang Amadeus Mozart.
En el golf los zurdos tampoco lo tienen fácil. Encontrar material para zurdos ya es más fácil pero no siempre hay de todo. Los profesores no enseñan lo mismo a un zurdo que a un diestro y a veces prefieren no coger alumnos que no sean diestros.
Por lo demás el golf no es un deporte en el que el zurdo lo tenga más difícil o más fácil que un diestro. La forma de jugar no varía demasiado y los efectos, como pasa en el tenis salen de manera natural en el jugador pero siempre dependiendo de la mano que mande en el juego.
En el mundo profesional hay casos para todos los gustos. Phil Mickelson aprendió a jugar con su padre y lo hizo poniéndose frente a él. Se da la circunstancia de que Mickelson no es realmente zurdo sino diestro y solo manda la izquierda en él cuando sale a jugar. En el caso de Sergio García, la situación es diferente. Realmente el castellonense es zurdo pero su padre Víctor, profesional del Club de Golf del mediterráneo, en Castellón empezó a enseñarle como diestro. Sergio es zurdo para todo menos para el golf.