Andrew Novak aprovechó un viernes de clima benigno y la ausencia de presión para firmar un sensacional 65 (-7) en el Plantation Course y colocarse como líder del RSM Classic, el último torneo del año en el PGA Tour. En un escenario en el que la mayoría de jugadores viven con el corazón en un puño, Novak compite desde una realidad completamente distinta: no juega desde el TOUR Championship, su mejor temporada como profesional, y hace dos semanas fue padre por primera vez. Quizá por eso ha volado libre, encadenando un 61 y un 65 para situarse con -16 y un golpe de ventaja sobre los exalumnos de Stanford, Michael Thorbjornsen y Patrick Rodgers.
Mientras Novak disfrutaba de un golf relajado y eficiente, el drama se vivía más abajo, donde la lucha por pasar el corte se convirtió en una batalla por la supervivencia deportiva. Este RSM Classic es decisivo: solo los 100 primeros del FedExCup conservarán la tarjeta completa para 2026, después de la reducción del cupo desde los 125 habituales. Las condiciones perfectas —sin viento, greenes receptivos y apenas rough— provocaron que el corte cayera en un insólito -7, obligando a muchos a jugar al límite.
Uno de los grandes protagonistas fue Beau Hossler, situado en el puesto 103 del ranking y obligado a superar el corte para mantener alguna opción de salvar la tarjeta. Bajo máxima presión, embocó un birdie clave en el par 5 del 8 y rescató un par milagroso desde el búnker en el 9 para sellar un 67 que lo dejó justo dentro. “Ha sido una semana complicada”, admitió. “Con estas condiciones sabes que necesitas hacer birdies sí o sí. Es un concurso de wedges y putts”.
No todos tuvieron la misma suerte. Entre los eliminados destacan Brian Harman, campeón del The Open, y Sahith Theegala. También cayó Joel Dahmen, que el año pasado salvó su tarjeta por los pelos en Sea Island pero esta vez la pierde con la nueva regla del top 100. Takumi Kanaya tampoco pasó el corte, y la frustración es doble: si no hubiese fallado un putt de un metro la semana pasada en Bermuda, habría llegado a Sea Island mucho más tranquilo. Su permanencia depende ahora del resultado de otros.
Novak, ajeno a todo ese caos, siguió a lo suyo. Aseguró que apenas era consciente del drama que lo rodeaba. Con todo el trabajo hecho —su plaza en el PGA Tour está asegurada para 2026 y ya está clasificado para los majors y los Signature Events— juega sin cadenas. “Es una ventaja enorme llegar aquí sin presión”, reconoció. “Tuve un bebé hace dos semanas y estoy feliz simplemente de estar aquí. Otros están luchando por su trabajo. Yo quiero ganar, es un torneo local, pero sé que mi situación es diferente”.
Tras Thorbjornsen y Rodgers, un golpe más atrás se sitúan Sami Valimaki y Greyson Sigg, ambos con rondas de 62 en un día perfecto para atacar banderas. También destaca Johnny Keefer, jugador del año en el Korn Ferry Tour y presente gracias a una invitación del torneo. Con un 64 en Seaside, se ha colocado a solo tres golpes del liderato y alimenta un sueño mayor: un top 5 podría abrirle las puertas del Masters gracias a su posición en el ranking mundial.
Con Novak tranquilo en la cima y el resto del pelotón al borde del abismo, el fin de semana en Sea Island se presenta eléctrico. Para algunos, será el pasaporte hacia 2026. Para otros, el final abrupto de la temporada. Y mientras tanto, un líder que juega sin presión y con la libertad de quien ya lo ha ganado todo este año, excepto un trofeo que ahora está más cerca que nunca.