Ha sido casi milagroso pero la realidad ya está ahí. Tiger Woods ha vuelto y lo ha hecho por la puerta grande. Poco a poco, después de una cuarta operación que parecía a "vida o muerte golfística", el californaiano parece totalmente recuperado para el deporte de máximo nivel y el que fuera número uno del mundo durante más de 600 semanas a lo largo de su carrera pisa de nuevo con paso firme.
Ahora, tras cuatro torneos y una vuelta espectacular a la alta competición, Tiger va engranando sus mecanismos y poco a poco va volviendo a ser el que fue hace unos años. Es verdad que nunca volverá a ser el dominador total que fue en su mejor momento pero lo que está consiguiendo en su vuelta a la competición es de nota.
Cortes pasados, buenos resultados, autoexigencia y mejora de los números en todas sus estadísticas. Quizá Furyk se adelantó al nombrarle vicecapitán del equipo norteamericano para París y ahora tendrá que recular si consigue meterse entre los mejores ocho del equipo o merece ser elegido por el propio capitán.
Tiempo tiene Furyk y Woods de confirmar su mejoría y aunque gane o no en el Valspar Championship, Woods sabe que está haciendo bien su trabajo, que el Masters está a la vuelta de la esquina y que como los astros se alineen para que vuelva a su senda "El Tigre" dará mucho que hablar.