Durante décadas, el nombre de Tiger Woods fue sinónimo de excelencia, poder y dominio en el golf. Su irrupción en el circuito profesional en 1996 cambió para siempre la forma en que se concebía este deporte. Ahora, casi tres décadas después, Scottie Scheffler ha emergido como una figura que, aunque aún lejos en número de victorias, empieza a generar comparaciones inevitables por su nivel de juego, consistencia y superioridad frente a sus rivales.
El rugido de Tiger: una década inigualable
Tiger Woods no solo ganó torneos; los aplastó. Entre 1999 y 2008, su dominio fue tan absoluto que muchos jugadores competían por el segundo lugar antes de que comenzara el domingo. Su capacidad para ejecutar golpes imposibles, su fortaleza mental y su presencia intimidante lo convirtieron en una leyenda viviente.
Durante ese período, Tiger ganó 13 de sus 15 majors, incluyendo el famoso “Tiger Slam” entre 2000 y 2001, cuando fue el único jugador en la historia en tener los cuatro majors simultáneamente. Su promedio de golpes en 2000 fue de 67.79, el más bajo registrado en la historia del PGA Tour. Además, logró 142 cortes consecutivos, una marca que parece inalcanzable.
La calma dominante de Scheffler
Scottie Scheffler, por otro lado, ha construido su imperio desde la serenidad. Su victoria en el Open Championship de 2025 fue su cuarto major, y lo logró con una superioridad tan clara que muchos lo compararon con el Tiger de principios de los 2000. Scheffler no solo gana, sino que lo hace con una consistencia aterradora: ha cerrado todas sus ventajas de 54 hoyos en majors, y lidera el ranking mundial desde mayo de 2023.
Lo más impresionante es que Scheffler ha mejorado su único punto débil: el putt. En el Open, lideró el torneo en golpes ganados con el putter, una hazaña que antes parecía fuera de su alcance. Su dominio técnico, su fortaleza mental y su humildad lo han convertido en el referente actual del golf.
Dominio en Majors
|
Woods (1997–2008) |
Scheffler (2022–2025) |
Majors ganados |
13 |
4 |
Promedio de golpes en majors |
68.17 (2000) |
68.4 (Open 2025) |
Diferencia promedio sobre el campo |
+5.0 golpes |
+4.0 golpes |
Cortes consecutivos en majors |
37 |
16 |
4 primeros majors ganados por más de tres golpes |
Sí |
Sí |
Tiempo entre primer y cuarto major |
1,197 días |
1,197 días |
Dominio general en el PGA Tour
|
Woods (1999–2009) |
Scheffler (2022–2025) |
Victorias en PGA Tour |
64 |
17 |
Porcentaje de victorias |
22% |
18% (estimado) |
Semanas como #1 del mundo |
623 |
110+ (y contando) |
Promedio de golpes por temporada |
67.79 (2000) |
68.4 (2025) |
Cortes consecutivos en PGA Tour |
142 |
40+ |
Victorias en una sola temporada |
9 (2000) |
6 (2024) |
Más allá de los números
Lo que hace especial a Scheffler no es solo su juego, sino su perspectiva. En sus propias palabras, ganar no es lo que le da sentido a su vida. Su fe, su familia y su proceso son lo que lo motivan. Esa desconexión emocional del resultado, combinada con una ética de trabajo feroz, lo convierte en un competidor casi imperturbable.
Tiger, en cambio, vivía para ganar. Su intensidad, su obsesión por la perfección y su hambre de victoria lo llevaron a niveles que pocos han alcanzado. Ambos representan extremos del espectro competitivo: el fuego y el hielo.
¿Es Scheffler el nuevo Tiger?
No aún. Tiger Woods redefinió el golf y dejó una huella que va más allá de los trofeos. Pero Scheffler, con su dominio silencioso, su técnica impecable y su mentalidad estoica, está construyendo una narrativa que podría, con el tiempo, colocarlo en la misma conversación.
Si logra el Grand Slam, si mantiene su nivel durante una década, y si sigue inspirando respeto y admiración como lo hace ahora, entonces sí, Guillermo, podremos decir que hemos visto nacer al heredero legítimo del trono de Tiger.