Tras un comienzo de temporada realmente alicinante, Rahm llegaba al Shell Houston Open con todos los deberes hechos y con la única intención de mantener su ritmo de cara al primer major de la temporada y a su primer Masters.
El de Barrika no quería dejar ningúin cabo suelto antes de volver a pisar por segunda vez en su vida el santuario del golf mundial -estuvo hace tres semanas entrenando dos rondas en Augusta- y ha saldado el Shell Houston Open con nota, en una excelente décima posición que, de nuevo, deja patente su regularidad y su confianza y con la ilusión de llegar este lunes al campo de Bobby Jones con una tarjeta de cinco bajo par y dispuesto a comerse el mundo.
Rahm sabe que está entre los favoritos pero también es muy consciente de que Augusta es un campo casi imposible para un novato. Pero él está acostumbrado a los retos impòsible así que uno más -aunque sea el Masters- no creemos que le importe demasiado.
En el cuarta y última jornada del Shell Houston Open, Rahm ha terminado con una excelente tarjeta de 67 golpes, cinco bajo par, para ascender once plazas el domingo y terminar en ese Top-ten que tanto ha perseguido esta semana. Cada vez que juega, lucha por la victoria y por el título, pero hay veces que no puede ser y lo bueno de Rahm es que nunca baja los brazos. Esta semana, tras tres vueltas no demasiado brillantes, ha sacado su magia en la cuarta y última para irse con la cabeza bien alta y con otro gran resultado.
Ahora llega el Masters: palabras mayores, incluso para él. pero de Rahm podemos esperar cualquier cosa.