Los jugadores amateurs nos quedamos fascinados con la pegada de los
profesionales, y os puedo garantizar que a pesar de que ya nos gustaría
para nosotros su juego y pegada, ellos no están menos obsesionados que
los amateurs con la distancia.
Antes de nada, pido disculpas por el denso artículo anterior (ya se encargan mis amigos de partida de recordármelo entre chascarrillos, lo cual agradezco en forma y fondo). Dicho esto, a veces es inevitable. Trataré de alternar con otros menos conceptuales y más intuitivos como el que nos ocupa.