“Ha sido frustrante.” Esa fue la primera frase que pronunció Jon Rahm al atender a la prensa tras su vuelta de 72 golpes en el Open de España presented by Madrid. Le salió del alma, y no es para menos. Al de Barrika no le salió nada y el desencanto en su expresión era más que evidente.
Rahm viene a Madrid cada año con un propósito: hacer más grande el golf español, y por eso le duele especialmente no rendir a su nivel en casa. “Me fastidia tener un día tan duro como el de hoy. No le he dado a la afición mucho con lo que animar.” Esa frustración de la que habla se intensifica en Madrid, donde siente un vínculo especial con el público y con el Club de Campo Villa de Madrid, escenario de sus gestas.
A pesar del mal estreno, el vasco pidió calma y paciencia. “No era lo que yo esperaba con lo bien que he sentido la bola. He hecho golpes muy buenos.” Las sensaciones están ahí, el swing también, y el torneo dura cuatro días. Rahm siempre acaba apareciendo en el Club de Campo. “Si tiene que venir un día malo como este, mejor que sea el primero”, sentenció con serenidad.
Jon lamentó que en varios hoyos el viento le jugó una mala pasada. En el 1, 2, 4 y 17 pegó exactamente donde quería, pero el resultado no acompañó. Este viernes a las 14:00 afrontará el segundo día con los greenes más firmes, justo como le gustan, y dejó un aviso: “Me imagino que intentarán no regar y que los greenes estén más duros.”
A seis golpes de la cabeza, pero con todas las posibilidades intactas. Todos saben de lo que es capaz Jon Rahm en el Club de Campo. Cuando el viento amaina, suele llegar la tormenta del león de Barrika.