El Nº1 mundial no cumple, de momento, en N.Y.

Scottie Scheffler ha comenzado la Ryder Cup 2025 en Bethpage Black con dos derrotas que han encendido todas las alarmas en el equipo estadounidense. El número uno del mundo, considerado el mejor jugador del año en Estados Unidos no ha logrado imponer su jerarquía en los primeros 36 hoyos del torneo, dejando un sabor amargo en la afición local y muchas dudas en el cuerpo técnico liderado por Keegan Bradley.

En la sesión matinal de foursomes, Scheffler formó pareja con Russell Henley, pero la falta de química entre ambos fue evidente desde el primer hoyo. Los europeos Ludvig Åberg y Matt Fitzpatrick dominaron el partido con autoridad, ganando cuatro de los primeros seis hoyos y dejando sin margen de reacción a los estadounidenses. Scheffler, errático desde el tee y poco preciso en los greenes, no logró conectar con el ritmo del partido ni aportar la solidez que se espera de un número uno. La derrota fue clara y dolorosa, y marcó el tono de una jornada complicada para el equipo local.

Por la tarde, en la sesión de fourballs, Scheffler volvió al campo junto a J.J. Spaun, enfrentándose a Jon Rahm y Sepp Straka. Aunque Spaun tuvo momentos brillantes, el partido fue un recital del español, que jugó a nivel de estrella mundial y desactivó cualquier intento de remontada. Scheffler volvió a mostrar un juego deslucido, lejos del nivel que lo ha mantenido en la cima del ranking mundial durante más de 80 semanas. Incluso cuando embocó un gran putt en el hoyo 15, Rahm respondió inmediatamente con otro birdie, apagando cualquier esperanza de reacción.

Con estas dos derrotas, Scheffler iguala un registro negativo que solo Tiger Woods había sufrido en 2002: perder sus dos primeros partidos siendo número uno del mundo. La gran incógnita ahora es saber si Keegan Bradley volverá a alinearlo en los dos partidos del sábado ¿Confiará en que Scheffler reaccione bajo presión, o decidirá darle descanso para proteger al equipo?

Lo cierto es que Bethpage Black no perdona, y el público neoyorquino empieza a mirar con preocupación a su líder. Scheffler tiene talento de sobra, pero necesita reencontrarse con su juego si quiere evitar que esta Ryder Cup se convierta en una pesadilla personal.