Probablemente, el golf español no solo tiene la generación de golfistas jóvenes más talentosa de la historia; además, este grupo de golfistas sabe sufrir. La segunda jornada del PGA Championship ha sido un buen ejemplo de ello. En medio del desorden de un torneo alocado, hay algunas pequeñas historias que reflejan mucho más que un simple resultado.
David Puig por fin ha podido dar bolas en el campo de prácticas. Salió a ciegas al segundo major del año, un milagro que pudiera pinchar la bola el jueves en el tee del hoyo uno. Hoy la ronda se complicó de inicio con un segundo golpe en el 10 directamente contra el tronco de un árbol. El primer milagro de la jornada llegó con un putt desde seis metros para par. Cuando todo parecía bajo control, llegaron cinco bogeys en siete hoyos. Con +3 y tres hoyos por jugar, parecía que el corte se alejaba. Otra lección de garra del golfista de La Garriga, que terminó con dos birdies en el 7 y en el 8 para clasificarse para el fin de semana. “He podido cerrar muy bien, seguir confiando en mi juego y he podido hacer buenos swinges para acabar y jugar el fin de semana.”“La parte física ha mejorado bastante, eso es el mayor éxito.”
Sergio García (+1), en su etapa de madurez, viene sufriendo desde el Masters de Augusta. Sus sensaciones están siendo malas, pero, aun así y ante su incredulidad, ha sido capaz de pasar el corte: “Tengo experiencia en majors y te digo que en 99,9 por ciento me voy a quedar fuera por un golpe”, aseguraba al terminar. Nada nos puede alegrar más que el error de cálculo del español, aunque su golf le haya abandonado incluso en días como el de ayer, donde fue capaz de hacerle -3 a Quail Hollow: “He jugado mejor que ayer, era fácil, ayer como un hándicap 25 y hoy como un hándicap 7”. Ya soñarían muchos hándicaps de una cifra con este nivel de golf que desprecia García.
Finalmente, la nota negativa fue la de Eugenio López-Chacarra, único español fuera del corte. Un resbalón con un mal golpe provocó un doble bogey en el hoyo 8. Llegó a colocarse con +5, pero el birdie en el hoyo 14 y el eagle en el 15, con un putt desde fuera de green de más de 20 metros, lo dejaban a tiro de birdie con los tres hoyos finales de la Milla Verdepor jugar. Se escapó por muy poco el birdie en el 16 y, a la desesperada, cometió dos bogeys en el 17 y el 18 para tener que despedirse del torneo. “Obviamente, no he tenido el nivel que creo que puedo demostrar, pero está bien saber dónde tengo que mejorar. Mi nivel de mejora está en los greenes, me queda mucho que aprender y mejorar.”
Con -2, y repitiendo una ronda de uno bajo el par, Jon Rahm vuelve a ser la mejor baza de nuestro golf. Me siento mejor con el swing de lo que dice el resultado, muy buenas sensaciones”, avisa el de Barrika, que salvó dos monumentales pares en los hoyos 11 y 12: “El campo va a estar cada día más difícil, yo no descartaría prácticamente a nadie”, sentenciaba.
El marco de todas estas historias es un torneo completamente desbocado, que ha perdido a jugadores como Justin Thomas, ganador aquí en el PGA de 2017; Jordan Spieth, que se queda sin sueño de Grand Slam (solo le faltaba el PGA Championship); Shane Lowry, Hideki Matsuyama, Sepp Straka (último ganador en el PGA Tour), Ludvig Åberg, Justin Rose o Patrick Reed.
Sin embargo, tras el comienzo complicado de ayer, algunos de los grandes del golf hoy han tomado posiciones de cara a un fin de semana de revolución. Scottie Scheffler ha protagonizado el movimiento más decidido. El norteamericano firmó un -3 que lo lleva directamente a la quinta plaza con -5, a solo tres golpes del exótico líder: Jhonattan Vegas, primer venezolano en la historia en liderar un torneo del Grand Slam. Vegas sufrió durante la jornada, y sobre todo en su accidentado final, con un doble bogey en el 18 para culminar la temida Milla Verde, como se conoce a los tres últimos hoyos de Quail Hollow. El venezolano deja el torneo en -8 y con dos golpes de ventaja sobre el francés Matthieu Pavony el inglés Matt Fitzpatrick.
Al final, Rory McIlroy pasó el corte justo en la cifra de +1. Hoy se ha conocido que, en las horas previas al comienzo, la USGA hizo un test aleatorio y catalogó el driver del norirlandés como no conforme a las reglas, con lo que Rory tuvo que salir el jueves con un modelo diferente, lo que puede explicar el pobre bagaje de solo cuatro calles cogidas desde el tee. Sin embargo, McIlroy no ha dicho su última palabra y saldrá a nueve golpes, al igual que Xander Schauffele o los españoles Sergio García y David Puig. Rahm lo hará a solo seis golpes. Todos deberán aprovechar las condiciones de la mañana en un campo que llegará al fin de semana más duro, rápido, con rough más penalizante y una previsión de más viento. No podemos descartar a ninguno de los 74 jugadores que finalmente han pasado el corte del torneo.