Estaba cantado. El emparejamiento funcionó por la mañana, y si hay una máxima en la Ryder Cup es que lo que funciona no se toca. Así que el capitán americano ni se lo pensó. Dustin Johnson y Collin Morikawa tenían que salir a repetir por la tarde lo conseguido en el primer turno.
Y desde luego Steve Stricker no se equivocó. La apuesta a caballo ganador del de Wisconsin pasó sobre Rory McIlroy e Ian Poulter como un tsunami. Los británicos volvieron a mostrarse débiles sobre el exigente diseño de Pete Dye y los americanos supieron aprovecharse de ello.
Johnson y Morikawa apenas dieron oportunidades a la pareja europea, y las pocas que ofrecieron tampoco las supieron aprovechar. De hecho, solo consiguieron ganar un hoyo, el 5, y fue gracia al birdie que anotaba el inglés. Después de eso, el partido se igualó hasta que los locales ganaban el 15 y dejaban el marcador en 4&3.
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