No las tiene todas consiguo el actual número uno del mundo, el estadounidense Dustin Johnson que llega a Torrey Pines sin vitola de favorito, sobre todo después de sus últimas actuaciones en los dos torneos del Grand Slam disputados este año, el Masters de Augusta y el PGA Championship en los que no pasó el corte tras firmar dos vueltas de 74 y 75 golpes en el torneo de la Chaqueta Verde y y 76 y 74 en el PGA Championship.
La semana pasada era para Johnson un buen test de cara al U.S. Open, pero aunque se vieron cosas positivas en su juego, el propio Johnson no terminó muy satisfecho con la décima plaza alcanzada en el Palmetto Championship en Congaree, el primer Top-ten que consigue desde el mes de febrero de este año.
Johnson le ha echado la culpa de todos estos malos resultados al putter, aunque la irregularidad en su juego apunta más a ser la causa de sus últimos malos resultados. A pesar de eso Johnson es optimista de cara a este tercer major de la temporada.
"No estoy jugando mal“, dijo. "Jugué la semana pasada y terminé décimo después de haber tenido algunas semanas libre. La semana pasada fue bastante bien y vi bastantes cosas buenas en mi juego. Siento que todo está empezando a recuperarse y estouy deseando que empiece el torneo".
Johnson ganó el US Open 2016, en Oakmont, fue segundo en Chambers Bay, en 2015, tercero en 2018 en Shinnecock Hills, cuarto en 2014 en Pinehurst No. 2, sexto el año pasado en Winged Foot y octavo en 2010 en Pebble Beach. Simplemente Johnson sabe cómo jugar un U.S. Open y habrá que esperar lo mejor de él, eso está claro.
"Esta semana es un desafío realmente difícil", dijo. “El campo de golf, es largo, duro, áspero y profundo. A pesar de eso creo que encaja bien en mi juego, sobre todo con el drive. Si le pego bien con el drive esta semana los resultados serán muy buenos y tendré mis oportunidades. Tengo que aprovechar los pares cinco y algunos pares cuatro que son bastante largos. Si puedo hacer el par en ellos las cosas irán bien".
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