Desde luego, si hay un día en el que hay que jugar bien, ese es el sábado. Hacer un buen trabajo en la llamada jornada del movimiento facilita mucho las cosas cara a la ronda final en la que las previsiones ponen en entredicho que la octogésima tercera edición del Masters pueda concluirse en tiempo y forma.
A pesar de la predicción y del escenario que dejaban ayer la suspensión, parece que el sábado va a estar bastante amable. Al menos en los primeros compases de la jornada y los jugadores que han tenido oportunidad de salir temprano la han aprovechado.
Es el caso de Patrick Cantlay. El golfista estadounidense le ha sacado todo el jugo posible a su tercera ronda sobre un campo que, visto lo visto, ha dejado de tener secretos para él. Sin errores, y con una espectacular solvencia de tee a green, el californiano ha rebajado en ocho golpes su tarjeta, para quedarse a un suspiro de igualar el record del campo.
El recital de birdies comenzaba en el hoyo 1, y a partir de ahí salpicaba el resto de su cartulina con siete más. Cuatro en cada vuelta para situarse, al menos provisionalmente, en una cómoda posición en la parte alta de la tabla.
Si (
No(
