Esta semana hemos hecho muy buen papel en el Circuito Europeo con los resultados de Fernández Castaño, Larrazábal y Otaegui. Los dos primeros han sido cuartos empatados y Adrián ha quedado décimo, y la presencia de Gonzalo me sugiere algo.
El madrileño ha ganado, en los primeros años de su carrera como profesional, nada menos que siete torneos del Circuito Europeo, a los que habría que sumar bastantes segundos puestos y muy buenos resultados en la gran mayoría de los campeonatos jugados.
Tanto fue así que en cierto momento decidió marcharse a jugar en el PGA Tour, donde tenía esperanzas de hacerlo bien. De hecho consiguió la tarjeta con cierta facilidad y se instaló allí con su familia. Pero ahí acabó lo bueno, y sin conseguir los resultados que esperaba, terminó perdiendo la tarjeta y cayendo de categoría. Así las cosas, decide jugar en su Circuito de origen y a la primera de cambio empieza a dar guerra. Lo que parece evidente como conclusión es que el nivel del Circuito Americano es mucho más alto que el del Tour Europeo, y cabe preguntarse el porqué.
Esto es sólo una opinión, y seguramente habrá muchos especialistas que opinen lo contrario, pero yo creo que los campos no son más fáciles aquí ni más difíciles en Estados Unidos. De hecho, el tipo de campo de allá es mucho más “civilizado” que el de acá, que tiende a ser menos cuidado, más natural y con las dificultades originales de este deporte, sobre todo cuando se trata de campos como los “links” británicos, que en opinión de muchos son los verdaderos representantes del golf original.
Si los campos no son la clave, la otra posibilidad es la nómina de jugadores a la que te enfrentas en aquel circuito, que es mucho más competitiva que la de aquí. Ocurre que el dinero está allí, y cualquier jugador que se encuentre en racha y haya acumulado dinero para invertirlo en participar en el PGA Tour, lo intenta y cruza el charco. Claro, la competencia se concentra allí y todo esto es una pescadilla que se muerde la cola. El que se va a América se encuentra aquello mucho más difícil, y el que está jugando bien y se queda, ve cómo la competencia disminuye por la emigración al PGA Tour. Al final, ¿qué es mejor? ¿Ser cabeza de ratón o cola de león? Espero que en Europa empiece a moverse dinero con alegría nuevamente, y seguro que el nivel mejorará.