Queda claro que la Formula 1, tal y como está planteada actualmente, tiene los días contados. Coches que ruedan cada vez más lentos. Fáciles de pilotar, hasta el punto que los jóvenes, Max Verstappen acaba de debutar con 17 años, son capaces con apenas un par de meses de preparación de medirse con los mejores y más experimentados pilotos de la que debería ser la disciplina más difícil del automovilismo. Coches sin ruido, con neumáticos estrechos, que no despiertan ninguna emoción. Carreras en las que no se ven adelantamientos en pista donde los coches más potentes superan sin dificultad a los de menor nivel y donde, prácticamente, se conoce quien puede ser el ganador antes de comenzar la carrera. Los ingredientes son suficientes como para que haya dejado de interesar a los aficionados.
Los mismos pilotos reconocen que no van al límite y voces muy autorizadas de pilotos, ex pilotos y responsables de equipos se alzan reclamando un cambio inmediato: Niki Lauda, David Coulthard, Ron Dennis, Jean Alesi, Fernando Alonso el finés Kimi Raikkonen, piloto de Ferrari y campeón del mundo en 2007, cree que la Fórmula 1 actual necesita convertirse en una competición "algo más peligrosa y más emocionante". Kimi afirmaba que "se debería hacer algo para que sea más emocionante, para apreciar la velocidad y hacerla algo más peligrosa", estos aspectos forman parte del juego "No deseamos ver a nadie herido, pero hace las cosas más emocionantes", declaraba en una entrevista realizada para Canal+.
Los pilotos están eclipsados por la tecnología y los coches son cada vez más lentos. Parece que desde Ferrari se está intentando una "vuelta atrás" para recuperar la emoción, el interés por las carreras y el respeto a los pilotos.
No hay que dejar fuera un elemento vital para algunos equipos, la escalada de costos es insoportable y ha llevado a numerosas quiebras y suspensiones de pago a varios equipos relevantes con muchos años de historia. Se está corriendo con los motores/propulsores más caros de la historia y en palabras del mismo Jean Todt, Presidente de la FIA, la diferencia entre los pocos pilotos que cobran por sentarse al volante de un monoplaza y la mayoría, los que pagan por correr, genera una situación tan injusta como absurda que no sucede en ningún otro deporte.
Lo dicho, deportivamente no les resulta interesante ni a los propios pilotos.