Con una ventaja de cuatro hoyos frente a Keegan Bradley, todas las miradas se dirigían a Jamie Donaldson. "No tengo palabras. Sabía que estaba todo muy cerca y que mi partido era decisivo pero no quise mirar al marcador", decía. "He podido hacerlo lo suficientemente bien como para cerrar el partido", decía orgulloso.
El galés, clasificado por méritos propios con su temporada y su victoria en al República Checa, y debutante en la Ryder, había sumado dos puntos junto a Lee Westwood en los foursomes, y perdido en un fourball. En su individual ante Bradley dominó de principio a fin y no le pesó haber fallado el putt del 14 para cerrar la competición. Al hoyo siguiente dio un segundo golpe sensacional que rindió a los americanos.
"Ha sido una semana muy especial y divertida. No ha palabras. No hay nada parecido en el golf", decía un Donaldson feliz.