Si a 8 de los jugadores del equipo europeo que la próxima semana compiten en la Ryder Cup, hace unos años, cuando jugaban el Challenge Tour les dicen que en el 2014 formarían parte del equipo europeo de la Ryder Cup, probablemente no se lo creerían, y lo habrían firmado.
Incluso el Capitán. McGinley, Bjorn, Poulter,
Rose, Stenson, Kaymer, Gallacher, Donaldson y Dubuisson harán realidad su sieño
la semana que viene en Gleneagles, Escocia, y serán un ejemplo para todos los
chavales que están dando, en circuitos como el Challenge Tour, los pasos hacia
la victoria. Una victoria en la que, un año más, tenemos puesta toda la
ilusión.
Si
en la pasada edición estábamos en minoría absoluta, con mucho novato en el
equipo y sin dominar en el panorama mundial, y Olazábal llevó a su equipo al
triunfo, esta vez, que ha dado la vuelta a la tortilla, con aún más aplomo. Los
miembros del equipo europeo ocupan los primeros puestos del ranking mundial y
hay que bajar hasta la sexta posición para encontrar a un americano, A Bubba
Watson, quien asegura que ahora mismo lo que más ilusión le haría, por encima
de la FedEx y de cualquier otro Grande, sería ganar la Ryder Cup, claro, que
eso se puede decir con un poquito más de facilidad cuanto ya tienes dos
chaquetas verdes.
Los
norteamericanos han demostrado que la Ryder se les escapa de las manos
simplemente porque no han sabido trabajar en equipo, cosa que los europeos han
bordado y nos hacen sentirnos aún más orgullosos de ellos. Pero es cierto que
en la pasada edición, con la maestría de todos y cada uno de sus miembros y,
sobre todo, la magnífica estrategia de su capitán, José Mª Olazábal inspirado
por Seve, se les escapó una Ryder que era suya, que iban dominando y encima en
su territorio. Por eso la próxima semana vienen dispuestos a quitarse esa
espina y llevarse la tan ansiada copa Ryder de vuelta a América.
Pero
una Ryder es una Ryder, nunca se sabe lo que puede pasar. Y eso es lo que le
hace aún más apasionante y emocionante. Hasta el último día nadie cantará
victoria.
Pasión
e ilusión no le va a faltar a nadie, ni a ellos, ni a nosotros.