De momento la vida de Adrián es tranquila. Compagina sus ilusiones con trabajo y entrenamiento. Pocos medios, eso sí, que no le impiden soñar. El jugador catalán se arma con su drive especial de 6 grados y algo más largo de lo normal para ir a la cancha de prácticas. Allí el objetivo es lanzarla, con permiso, lo más lejos posible. Su media está en torno 370 yardas "pero todo depende" dice, y ha llegado a las 410.
Después de participar dos años en el Long Driver European Tour y caer en cuartos de final, sus ilusiones siguen intactas, pero no compite fuera de España y por eso este año se concentra en la prueba de Mijas, Málaga, donde acudirá en septiembre con su cañón al hombro para competir con jugadores ya más experimentados, como Joe Miller, campeón de Europeo el año pasado y al que logró superar en 2012. Miller tiene también el título de campeón del mundo en 2010.
En el horizonte Las Vegas, el torneo de Long Driver más importante del mundo donde Adrián sueña con seguir la luz de la estrella mundial en esta especialidad, el número uno del mundo, el canadiense Jamie Sadlowski que ha rozado las 450 yardas.
Para alcanzar ese sueño Adrián sigue con los entrenamientos, y los compagina con su trabajo en un restaurante y en el Club de Golf de Badalona donde da clases. Trabajo, entrenamientos y mucha ilusión para un chaval de 22 años que quiere saltar al abordaje de una competición naciente donde ya ha visto, a lo lejos, un cachito de tierra.