El complicadísimo hoyo 18, uno de los más difíciles del recorrido de Bobby Jones, se convirtió en juez y parte en el futuro de McIlroy en este Masters. El norirlandés necesitaba un par para quedarse y el 18 dijo sí.
Tras la escabechina de estas dos primeras jornadas en un Masters de Augusta que se ha quedado tras las dos primeras vueltas sin muchos de sus favoritos, se llegaba al 18 con un último partido en el que estaba el norirlandés Rory McIlroy con la duda de saber si el ex número uno del mundo se quedaría el fin de semana en Augusta o tendría que hacer las maletas antes de tiempo.
En su marcador un +4 peligroso y amenazante. Rory tenía que hacer el par o mejor para quedarse. Si firmaba un cinco adiós. Pero afortunadamente logró un par trabajado con una salida aceptable y un segundo golpe con el que tuvo mucha suerte ya que su bola botó bien y en vez de ir al bunker de la derecha, que es lo que parecía, cayó hacía el green aunque sin rodar hasta bandera. Un putt complicado que luego solventó bien dejándose un último golpe para firmar ese más cuatro final que le mete en el corte pero lejos de la cabeza del torneo.
Los 11 golpes que le separan del líder parecen muchos pero tal como están los greenes y el campo cualquier diferencia puede ser poca. Ya veremos que le dice el campo a McIlroy el sábado y el domingo.