Europa consiguió recuperar la Ryder Cup en la trigésimo octava edición que se ha disputado en Newport (Gales) después de derrotar al equipo americano por un ajustado 14,5 a 13,5 que refleja la igualdad del torneo. El único español participante, el malagueño Miguel Ángel Jiménez, ganó su primer partido de individuales derrotando por 4 y 3 a Buba Watson.
Después de las dos primeras jornadas marcadas por la lluvia y el frío y por la pesadez de un campo que casi a trancas y barrancas sobrevivió al aguacero, la Ryder Cup de Celtic Manor vivió el primer lunes de la historia de este torneo con 12 partidos individuales que iban a marcar el devenir de la competición.
Europa necesitaba cinco puntos y medio para recuperar la Copa después de la impresionante jornada que los europeos tuvieron en la tarde del domingo. En los seis partidos que jugaron ganaron cinco y medio y dejaron casi visto para sentencia un torneo que sigue manteniendo su épica en cada punto que se juega. Está claro que la Ryder demuestra en cada partido que el golf se debería jugar sólo a Match Play y que cada vez más el Medal Play está empezando a quedarse algo obsoleto.
Pero las cosas, aunque empezaron muy bien para el equipo de Montgomerie, se fueron torciendo para los europeos después de que Steven Stricker y Dustin Johnson derrotaran con todas las de la ley a Lee Westwood por 1 up y a Martin Kaymer por 5 up. El marcador se apretaba, pero el equipo europeo tenía armas suficientes para luchar por la Copa.
Tras esos dos primeros reveses enseguida empezaron a llegar las buenas noticias para los europeos. Y las primeras lo hacían con un Luke Donald realmente espectacular que derrotaba a Jim Furyk por 3 up, Poulter también ganaba su partido ante un público enfervorecido, y McIlroy, el que dicen puede ser el futuro de esta competición, empataba su partido con Stwart Cink.
A estas alturas de la competición el marcador se mantenía bastante igualado con 12 a 9 para los europeos y con un resultado teórico que decía que Europa ganaría a los americanos por un contundente 15 a 9. Sin embargo, Fisher perdía su partido con Overton. El inglés había jugado muy bien con lluvia y mal tiempo pero en cuanto salió el sol se apagó y no pudo conseguir un punto importante para los europeos.
Quien sí lo iba a conseguir fue el número uno mundial, que arrasó en su partido, 4 y 3, al italiano Francesco Molinari que, aunque empezó muy bien, no pudo luego parar el arreón de juego que desplegó desde todos los segmentos de su juego firmando 9 abajo en los 15 hoyos que jugó. Molinari no pudo repetir la victoria de Constantino Rocca en Valderrama y el americano se va de Celtic Manor con tres puntos de cuatro disputados, un excelente balance para el estadounidense, que cierra prácticamente una temporada que seguro, no olvidará nunca.
Mientras, en la parte de abajo del cuadro, las cosas estaban claras para Mickelson, que derrotaba con contundencia a Peter Hanson y Harrignton que caía con estrépito con Zach Johnson y que de manera sencilla daban dos puntos más a los americanos.
Con Jiménez ganando su partido -la primera vez que lo conseguía en las cuatro ediciones que ha jugado- dando toda una lección con 46 años, y Edorado Molinari intentando ganar a Fowler que se resistía puntuando en el 16 y el 17, todo quedaba pendiente del último partido del día, el que disputaban Graeme McDowell con Hunter Mahan. El ganador del Us Open era garantía suficiente para que Europa ganara los 14,5 puntos que necesitaban e incluso que llegarán a los 15. Si ganaba lo conseguirían y si empataba su partido la Copa también se quedaría en Europa.
Pero las cosas no iban a ser tan fáciles. En el 14, con dos de diferencia y cuatro por jugar, casi todos los protagonistas del torneo acompañaban ya a McDowell en su triunfal llegada al 18. El sol brillaba con fuerza y la Ryder resplandecía en el momento más cercano de su retorno a Europa. Con cuatro partidos en el campo todas las miradas estaban puestas en el enfrentamiento entre McDowell y Mahan. Lo demás -excepto el de Molinari y Fowler, que se resistía a rendirse, como es lógico,- apenas ya tenía importancia.
Pero Mahan no iba a rendirse. El y Fowler - que firmó cuatro bidrdies en los últimos cuatro hoyos de manera consecutiva-, sabían que eran los últimos clavos ardiendo del equipo americano, así que como el título de la película, "iban a morir con las botas puestas". Fowler le ganaba dos hoyos seguidos a Molinari y Mahan reducía de dos arriba a uno solo en el hoyo 15. Con las espadas en todo lo alto, el final del torneo parecía dramático.
Y más aún cuando Fowler embocó un putt de cuatro metros para ganar el hoyo y empatar su partido con Molinari. Con este medio punto, el marcador general era de 13,5 a 13,5 y un solo partido en juego, el de McDowell y Mahan en el que la Copa estaba en cada golpe a un lado y a otro del Atlántico.
Pero McDowell, que sacó toda su garra en el 16, ganó el hoyo con un putt de 5 metros, sólo necestiba empatar el 17 ó el 18 para que la Ryder se quedara en Europa. Con cerca de 120.000 personas en el campo siguiendo el partdio, a Europa no se le podía escapar el triunfo. Ya solo tocaba rematar. En el 17 McDowell dejó su bola en green mientras que Mahan ni siquiera llegó a él. Todo pareceía indicar que la Copa se quedaría en Europa después de una Ryder inolvidable. Mahan no pudo con la presión de los miles de aficionados que vibraron con esta Ryder histórica.
En su approach tenía la victoria en la mano pero su bola a casi 15 metros del hoyo falló con un salto de rana dejando la victoria en bandeja de plata para un McDowell que firma este año la mejor temporada de su vida. En sus manos tenía la victoria y la gloría. Dos putts daban el triunfo a Europa. Pero sólo dio uno ya que Mahan le dio el otro y con él la victoria europea en esta trigésimo octava edición de la Ryder Cup.