Muy cerca del mar, quizá a tres o cuatro kilómetros, pero con la montaña como mejor aliado- el campo se encuentra a los pies de la sierra de Aguilón-, el complejo propiedad del Banco BBVA se extiende entre las faldas de la montañas uniendo y mezclando el verde de las calles y los greenes del campo del golf con el negro de las piedras de pizarra y el ocre de unas montañas que convierten el campo en una fotografía peculiar y única.
Se ha hablado en muchas ocasiones de campos desérticos, como Desert Springs o Valle del Este, -los dos en Almería-, pero es Aguilón Golf el que mejor se adapta a esa denominación. En él no hay cactus, ni piedras gigantescas que nos quieran hacer recordar, quizá forzosamente, la estampa desértica de la Arizona de las películas. Sin embargo, sí que tiene el atractivo de los recorridos norteamericanos que mezclan perfectamente la voluptuosidad de sus calles, con palmeras, bunkers y lagos, y la sobriedad y sequedad de una sierra angosta, impenetrable y dura que forma con el campo una burbuja sorprendente de tonalidades pocas veces vistas en los campos de golf de nuestro país.
El recorrido, un par 70 de 6.074 metros desde barras blancas, se hace algo más cómodo desde amarillas -5.573 metros, o azules, 4.957, pero si tiene oportunidad, juegue el brutal hoyo 18, un par 5 de 548 metros jalonado por dos espectaculares barrancos y agua a la derecha, desde las barras blancas, las de más arriba, con un primer tiro que incluso asusta a los profesionales más avezados. El campo da la opción de jugar este hoyo como par 4, con las barras mucho más adelante. Así y todo, sigue siendo espectacular pero nada que ver con la idea original del diseñador que imaginó un tee de blancas de máximo nivel mundial.
Además de este precioso par 5, el campo tiene otras “joyas”, como el hoyo 14, otro par 5, de 454 metros desde amarillas que exige toda la concentración y algo de suerte para sacar algo positivo de él.
Los pares tres son asequibles y con una dosis de complicación lo suficientemente alta para ser definitivos a la hora de firmar una buena tarjeta. El 12, de 176 metros desde amarillas, es otro hoyo que debería de jugar desde blancas -así mide 202 metros- para darse cuenta de lo que puede ser uno de los pares tres más espectaculares de nuestro país. Si además sopla viento -algo no poco habitual por estos lares- el par será un sueño casi irrealizable. Pero no se preocupe, a 100 metros de la bandera hay una zona de dropaje que le aliviará de todas sus penas y por la que hemos pasado todos alguna vez.
Aguilón Golf, a pesar de ser un campo desértico, es también un recorrido muy mediterráneo, con palmeras, muchos bunkers y cinco lagos que entran continuamente en juego,-en el 9, en el 10, en el 5, en el 18, en el 12, otro impresionante par 3,- y con muchos barrancos que, a veces, le harán pensar si merece más la pena arriesgar o jugar más “conservador”.
El futuro de este campo es prometedor, con su gerente Jose Javier Serrano , al que todos llaman “JJ”, al frente y un equipo que quiere hacer las cosas muy bien y con un sueño que sigue haciéndose realidad día a día. Ahora las cosas prometen de verdad, con ilusión, con el respaldo de una entidad que cree en el proyecto y con una apuesta inmobiliaria muy poco invasiva, con casas de máximo nivel, que apenas se notan en el campo, que no interfieren para nada en el juego y que son el mejor ejemplo de lo que debe ser una promoción inmobiliaria en un campo de golf.
Una casa club modesta pero suficiente, una cafetería para matar el gusanillo y mucho ambiente de golf. Ilusión no le falta a este proyecto al que muchos calificaron de “imposible” en sus comienzos. Ahora empieza a caminar y muy pronto le veremos, seguro, corriendo.