Muchos de ellos querían que Tiger volviera y la mayoría de ellos pensaban que el número uno del mundo no tardaría en volver. Pero a la hora de la verdad la realidad es que Woods no va a volverá a jugar en un relativo corto espacio de tiempo y que su mayor preocupación es la familia. Habrá que esperar para ver cuáles son las reacciones de todos ellos, pero lo que está claro es que el golf profesional se resiente una barbaridad con esta decisión.
Seguro que en la PGA estadounidense la noticia habrá sentado como un jarro de agua fría. No digamos nada en la NBC, en la ABC, en Golf Channel o en Golf Digest, empresas que viven y muy bien de la imagen de Tiger, de sus reportajes y torneos. Todas ellas se van a encontrar con un norme agujero que tapar y sin fecha de arreglo para ello.
Los grandes torneos también salen perdiendo, las televisiones, con audiencias a la baja, ni digamos y los promotores, sin el gancho del número uno, se van a pensar muy mucho seguir en este negocio.
Da la sensación de que quien más gana en todo esto es Tiger Woods. Ojalá que así sea y que se recupere pronto. Así, todos volveremos a verle muy pronto.
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Kenny Perry: Tiger Woods debe volver.