El Butterfield Bermuda Championship, torneo de las Fall Series del PGA Tour, ofreció esta semana una historia de superación y recompensa que tuvo como protagonista a Adam Schenk, quien en su participación número 243 en el circuito logró por fin su primera victoria. El estadounidense llegó a Bermuda con un solo suéter, convencido de que el clima tropical no exigiría más, pero los fuertes vientos y la brisa fría del océano le obligaron a usarlo repetidamente, incluso con manchas de café. Ese detalle anecdótico terminó convirtiéndose en símbolo de una semana inolvidable, pues Schenk se marchó con el trofeo y con un triunfo que cambia el rumbo de su carrera.
El campo de Port Royal se presentó complicado desde el inicio, con salidas adelantadas por las previsiones de viento. En ese contexto, Schenk se mantuvo firme, logrando birdies en los primeros 14 hoyos de la ronda final y resistiendo el golpe de un bogey en el hoyo 15. Con tres pares consecutivos cerró su tarjeta de 71 golpes, suficiente para imponerse por un solo golpe en un desenlace marcado por la tensión y las ráfagas de viento. Su último putt, ejecutado con la peculiar técnica de una sola mano que había practicado durante la semana, fue el golpe decisivo que selló la victoria.
La temporada de Schenk no había sido la esperada: apenas 11 cortes superados en 27 torneos y dos rachas de seis cortes fallados consecutivos. Sin embargo, este triunfo lo catapultó del puesto 134º al 67º en la clasificación de otoño de la FedExCup y le otorgó una exención multianual en el PGA Tour, un alivio enorme que le evita pasar por la Escuela de Clasificación y le garantiza estabilidad en los próximos años. El propio jugador reconoció que la clave estuvo en mantener la confianza en su método, incluso en los momentos más difíciles, y en aprovechar la semana en la que todo salió a su favor.
Más allá de lo técnico, Schenk mostró un lado humano y cercano. Habló de la importancia de no tener que alejarse más tiempo de sus dos hijos y de su perro Bunker, y de cómo la victoria le permitirá disfrutar con ellos sin la presión añadida de buscar su lugar en el circuito. También confesó que celebraría con amigos del Tour en el viaje hacia Sea Island, aunque sin excesos, consciente de sus responsabilidades familiares.
El Butterfield Bermuda Championship deja así la imagen de un jugador que, tras años de perseverancia, encontró su recompensa en un escenario exigente y ventoso. Adam Schenk se marcha de Bermuda con el mismo suéter con el que llegó, pero sobre todo con un trofeo que simboliza el inicio de una nueva etapa en su carrera profesional.
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