Les brillaron los ojos a los más nostálgicos después de asistir al final de ronda de Tiger Woods con tres birdies consectivos. 844 días después de su última participación regular en el PGA Tour, Woods volvía y lo hacia con 69 golpes, una tarjeta de -2 que le llevaba a compartir el puesto 26 tras los primeros 18 hoyos del Genesis Inviational en Riviera Country Club.
El campo ubicado en Los Ángeles le vio debutar en el PGA Tour, aquí, casi pierde la vida tras un torneo, cuando hace dos años su coche se salió de la carretera y precisamente aquí ha querido Woods regresar, en el torneo que aún no está en su palmarés.
Woods sorprendió con su juego desde el tee; drives poderosos buscando una trayectoría más baja y una bola más trotona, logró distancias por encima de las 300 yardas y velocidades de bola de 180 millas por hora. En más de un hoyo, Woods, a sus 47 años, pisó las salidas de Rory McIlroy y Justin Thomas.
El juego corto pareció, sin embargo, más oxidado. Aunque a medida que el cuerpo se iba calentando. Woods pareció en ganar confianza y efectividad. Físicammente se le vio mucho mejor, como si la convivencia con su renqueante extremidad les hubiera llevado a una dolorosa relación de entendimiento. Woods ha vuelto a construir un swing alrededor de sus limitaciones y funcionó en este inicio de torneo.
La traca final fuero los tres birdies finales, en el 16, par 3 con una gran salida desde eel tee. En el 17 con un putt con caída desde unos 7 metros, que hizo volver a ver el puño del 15 veces ganador de major, y rubricó el 18 con tres golpes perfectos para un birdie de cátedra. Estalló Riviera CC en una euforia descontrolada, daba igual que Max Homa y Keith Mitchell liderarán el torneo con -7 o que Rahm fuera tercero con -6, Woods, el verdadero protagonista de la primera jornada del Genesis Invitational, ha vuelto.
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