La propia Azahara Muñoz se ocupó de desvelar el misterio de porque había tenido una temporada tan floja. Tanto como para impedir que acudiera a la Solheim Cup donde la malagueña siempre fue una pieza clave. Pero claro, jugar embarazada no es nada fácil y eso se reflejó en sus resultados del año.
Desde luego el anuncio de su próxima maternidad -espera que su primer hijo nazca en el mes de marzo- ha servido de alegría para sus seguidores que ahora saben que el magnifico golf que siempre había desplegado la sampedreña, estaba simplemente escondido tras su, cada vez más visible, embarazo.
De hecho, la última prueba regular de la temporada, el Pellican Women’s Championship, la jugó embarazada de seis meses lo que hace más que razonable el sexagésimo lugar en el que terminó la andaluza. Ahora de lo único que tendrá que preocuparse en relación con el circuito es de decidir cuando regresa a la actividad. El LPGA Tour tiene prevista una exención para las jugadoras que son madres en las que su puesto y categoría quedan aseguradas durante el año de su maternidad.