El número uno mundial llega a Whistling Straits con ganas de revancha, sobre todo personal, después de una Ryder Cup -la de 2018- en donde las cosas no le fueron muy bien a nivel personal. Jugó tres partidos, perdió dos y ganó a Tiger Woods aportando su granito de arena para que el combinado europeo derrotara al americano por un contundente 17, 5 a 10,5 en la décimo quinta victoria del Viejo Continente a los Estados Unidos.
Esta semana, Jon llega a Wisconsin como número uno y con las ganas de disfrutar algo más de la competición, sin la etiqueta de rookie y sabiendo que su aportación al equipo será esta vez fundamental.
"Hay muchas diferencias respecto a 2018. La primera es que ya no soy un novato y la segunda que ya se cual es la dinámica de la semana, los compromisos que tenemos, donde y cuando hay que estar y como manejar mi tiempo para poder organizarme mejor y eso es muy imporante en esta semana.
"En 2018 fue mi primer año y llegué como número tres del mundo. Esta, que ha llegado para mi relativamente pronto, estoy ya como número uno del mundo después de ganar un Major y he aprendido mucho. Ahora me veo mucho más preparado para afrontar una competición como la Ryder", dijo.
"Me veo menos intimidado que en 2018, aunque con muchas ganas, es una semana muy bonita.
"De los emparejamientos no podemos hablar del tema. El punto más fuerte de Sergio es la garra. La conexión española. No nos vamos a dar por vencidos ninguno de los dos. Vamos a luchar cada golpe y con cierta imaginación en el campo, que en Match Play es dificil de batir, sobre todo en un día bueno.
Los puntos fuertes de Sergio -con quien forma pareja en el primer partido de Foursomes de la competición- se basan en que de tee a green es un robot, no falla un golpe, y yo encantado, ya que así es un poco mi juego también. Los dos jugamos muy parecido y en este campo es importante. Nuestro punto más fuerta es nuestra determinación, hablando claro, nuestra mala hostia jugando".
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