Tenemos ganas de Major, y el adelanto del PGA Championship de agosto a mayo es un acierto. Los jugadores lo aplauden y las audiencias también. Las decisiones de adelantar las cosas, como las elecciones, por ejemplo, son difíciles porque entran en juego muchas cosas, muchas consecuencias.
En el golf, el cambio de este Grande ha supuesto que The Players se adelante también y haya pasado a marzo, como ya estaba hace años, y eso ha provocado algunos cambios en los calendarios de los jugadores. Además, el BMW PGA Championship del Circuito Europeo también se ha cambiado y de mayo se ha trasladado a septiembre.
Estos cambios han ayudado a que el espectáculo crezca y sobre todo llegue antes, para el disfrute de los aficionados. Tras el Masters y la apoteósica victoria de Tiger, llega el PGA Championship un mes después, y luego tendremos el US Open en junio y el Open en julio, es decir, cuatro meses, cuatro Majors, parece atractivo.
Y en agosto se podrá pensar ya en Juegos Olímpicos, cuando toque, o simplemente en terminar la temporada y pensar en el inicio del curso golfístico más tranquilo. Más emoción repartida y un impulso al PGA Championship que parecía escondido entre sombrillas, playas y chiringuitos.