La tailandesa Atthaya Thitikul, con tan sólo 14 años y 4 meses acaba de romper todos los récords de la historia del golf al ser la jugadora más precoz en ganar en el Ladies European Tour, desbancando nada menos que a Lydia Ko, que tenía el récord con 15 años, y a Brooke Henderson quien ganó un torneo en su país (Canadá) con 14 años y 9 meses.
Una verdadera hazaña, y una barbaridad. La niña, porque no se le puede llamar de otra manera, que viene de ganar el Abierto Amateur de Taiwán –los torneos que debería estar jugando-, jugaba con una invitación del patrocinador local que se la concedió tras pasar el corte en un torneo de la PGA de Tailandia, y llegó a Pattaya a “pasar el corte, coger experiencia, y pasarlo bien”, tres objetivos sobradamente cumplidos.
Jeen, como le llaman sus amigos entre los que asegura que se encuentran la número 2 del mundo, Ariya Jutanugarn, viene de una familia donde nadie juega al golf. A los 6 años su padre le obligó a elegir un deporte y dudó entre el golf y el tenis, pero como veía más golf, se decidió por este en el que hoy, siendo una adolescente, ya ha triunfado.
Por ser amateur, el premio económico pasa a la segunda clasificada, la mexicana Ana Menéndez, y yo me pregunto si lo habrá celebrado con una pizza y un helado; porque así es como celebran los grandes acontecimientos los chicos de su edad. A los 14 años, está intentando dejar de ser niña y probablemente tampoco sea aún una mujer; lleva lacitos en el pelo y quizás se calce unos merceditas para salir con sus amigas a la calle. A los 14 años, tiene que obedecer a Papá y Mamá, pedirles permiso para prácticamente todo y no hablemos de cosas de mayores como conducir, o votar, aún le queda mucho. A los 14 años tiene muchos sueños por cumplir, y hoy ha hecho realidad uno de ellos.
¿Qué le queda para más adelante? Es cierto que el fenómeno de las hermanas Jutanugarn está abriendo muchas puertas en Tailandia, el golf está creciendo a pasos agigantados, y cuando una chica tiene una oportunidad como esta la tiene que aprovechar al máximo, y vaya si la ha aprovechado!
Pero sigo estando absolutamente en contra de estas procacidades, y pensando que cada cosa a su tiempo, porque temo que esta victoria no quede como algo anecdótico en esta niña y, sobre todo, sus padres, que se crean que tienen una mina de oro, que empiece a trabajar con un equipo profesional y negocien el fichaje por una de las grandes empresas de representantes. Y el colegio sin terminar. No señores, no, esto es golf, la carrera deportiva más larga, y aún le queda mucho por hacer, por demostrar, por disfrutar y lo último que se debe hacer es privar a esta niña de esta juventud y hacerle, de golpe y porrazo, mayor.