La agencia de meteorología ha alertado del riesgo de nieve y viento fuerte en muchos puntos de España. Durante el pasado fin de semana, nueve personas murieron como consecuencia de un accidente de tráfico, destacando además varios golpes por alcance en pocas horas. La nieve, el hielo o la calzada deslizante por la llovizna, unido al frío, supone un factor de riesgo para la conducción, provocando la pérdida de control del vehículo, patinazos ante frenadas o falta de adherencia.
Para reducir los riesgos de sufrir un incidente por las condiciones climatológicas, el RACE quiere lanzar unas recomendaciones preventivas a los conductores, como la planificación del viaje, revisar la puesta a punto del vehículo, informarse del estado del tráfico antes de salir, hacer uso de los sistemas de retención, y conducir con mucha precaución. Hay que mantener esta seguridad en todos los trayectos, evitando la circulación si no es absolutamente necesario.
Con las primeras nevadas, y la alerta de frío y viento que sufre la península hay que respetar aun más las normas, circular con precaución y adaptar la conducción a las circunstancias de la vía. También hay que evitar en la medida de lo posible los desplazamientos bajo estas condiciones, y en caso de necesidad, es muy importante prevenir el recorrido con antelación, consultado el estado del tráfico, las carreteras y la previsión del tiempo.
En el caso del vehículo, siempre hay que comprobar los niveles de líquidos, con especial atención al anticongelante. Y es importante un perfecto estado de frenos y dirección, batería, así como el dibujo de los neumáticos. Además, hay que revisar las escobillas, ya que en caso de nieve, hielo o lluvia sufrirá el efecto “spray” de los vehículos que circulan delante de usted.
No olvide las cadenas o los neumáticos de invierno si va a circular por zonas montañosas o con riesgo de nieve, así como el resto de elementos necesarios en caso de avería: triángulo de emergencia, chaleco reflectante, gato, correas, herramientas y juegos de luces, así como fusibles de repuesto. Es recomendable también llevar una manta ante la posibilidad de quedar retenido por nieve.
A menudo se asocian los neumáticos de invierno con carreteras nevadas o con las condiciones climáticas extremas de países nórdicos. Pero su uso no se restringe sólo a esas situaciones, sino que son recomendables a partir de temperaturas menores de 7 grados centígrados. Una cifra que marca la frontera en la que el compuesto de los neumáticos convencionales comienza a endurecerse resultando del mismo una pérdida de adherencia al asfalto.
Según la Dirección General de Tráfico, el invierno pasado se produjeron más de 7.300 accidentes en condiciones climatológicas adversas, con la lluvia, el hielo o la nieve entre los principales causantes. Pero el uso de neumáticos de invierno supone una mayor seguridad en la conducción. Y como detalla el Consorcio Nacional de lndustriales del Caucho, es la reducción de hasta un 15 por ciento la distancia de frenado sobre suelo mojado y hasta la mitad en condiciones de nieve.
El límite de 7 grados por debajo de los cuales el uso de los neumáticos de invierno es recomendable, hace que su utilización sea aconsejable en 38 provincias españolas, que son las que tienen una temperatura mínima media inferior a esa cifra durante los meses de noviembre a marzo. Además, estos neumáticos presentan la ventaja de ofrecer mejores prestaciones en muchas situaciones habituales en los meses invernales como la lluvia, la presencia de placas de hielo y la nieve.
Precisamente en condiciones de nieve, los neumáticos de invierno son una alternativa a la colocación de cadenas, como recoge el Reglamento General de Vehículos, que detalla que: “Cuando sea obligatorio o recomendado el uso de cadenas u otros dispositivos antideslizantes autorizados se deberá, bien colocar sobre, al menos, una rueda motriz a cada lado del vehículo dichas cadenas o dispositivos antideslizantes, bien utilizar neumáticos especiales”. Los neumáticos de invierno son fácilmente identificables ya que vienen marcados con la inscripción M+S, MS o M&S, que corresponde a las iniciales de “Mud & Snow” (barro y nieve).
Por otro lado y antes de salir de viaje, hay que programarlo, informándose del estado del tráfico y es recomendable llevar los números de asistencia y emergencia. Así cómo comprobar también la meteorología. Además, hay que estudiar el trayecto, ya que en caso de retención prolongada por nieve se podría buscar una ruta o paradas alternativas, sobre todo si viaja con niños. Y no ponerse ninguna hora de llegada, ni intentar recuperar el tiempo tras una retención: cuando pensamos que el tráfico se restablece, puede aparecer un nuevo atasco y una distracción puede provocar colisiones por alcance, sobre todo si la vía está helada o con nieve.
Una vez en carretera, si la vía brilla, ¡puede haber hielo!. En este caso hay que evitar las zonas sombrías (zonas arboladas en los laterales de la carretera) y tener en cuenta que a primera hora puede existir hielo. También hay que adecuar en todo momento la velocidad a la zona de visibilidad y a la adherencia del suelo. Y aumentar las paradas en viajes largos, haciendo estiramientos e hidrátarse, ya que la conducción invernal aumenta la fatiga y reduce su capacidad de conducción, aumentando el riesgo.
También hay que eliminar el vaho de los cristales con la calefacción o bajar un poco las ventanillas. Y por supuesto nada de alcohol al volante, respetar las normas y utilice los sistemas de retención. Así como, mantener siempre la distancia de seguridad, sobre todo en caso de lluvia, niebla, hielo o nieve, y prevenir situaciones de peligro con tiempo suficiente, indicando de la situación al resto de los conductores. Evitar los adelantamientos con climatología adversa.
Por otro lado y si se va a conducir de noche, revisar y limpiar sus faros, ya que pueden quedar inutilizados al acumularse nieve. Adapte su altura a la carga del vehículo, aumentar la distancia de seguridad y ante el primer síntoma de cansancio, parar y descansar.
Si el asfalto por el que se circula es muy deslizante, actuar con suavidad sobre el volante, el acelerador y el freno. Y utilizar marchas largas si la adherencia disminuye de forma drástica. También y si se aparca en una zona con riesgo de heladas, prevenir la congelación de las pastillas de freno. Además, hay que tener en cuenta levantar los limpiaparabrisas, ya que el peso de la nieve puede romper los ejes. Y en caso de inmovilización por una fuerte nevada, aparcar dejando vía libre a las máquinas quitanieves, apagar el motor y no abandonar el vehículo si no existe un refugio cerca. Y una cosa muy importante, disponer siempre de combustible suficiente, porque además de tener más tiempo de calefacción en caso de emergencia, aportará peso adicional para circular en zonas resbaladizas.