Parece imposible que un extraordinario piloto, adornado por un abrumador palmares, que reparte generosamente su desbordante simpatía, que se ha granjeado el cariño de todos los aficionados del mundo, excelente comunicador y polarizador de todos los focos mediáticos haya perdido la cabeza y tire todo a la basura en una sola curva, la 14 del circuito de Sepang.