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Dentro de cuerdas

Otra estrategia de Donald: amabilidad para todos

Otra estrategia de Donald: amabilidad para todos

jueves 25 de septiembre de 2025, 11:01h

Hoy, último día de prácticas, llega la lluvia a Bethpage Black. Las previsiones han mejorado considerablemente de cara al fin de semana, por lo que parece que la competición podrá desarrollarse con normalidad. Se celebró la ceremonia de apertura, un tanto descafeinada, sin sorpresas. Destacaron Donald y Bradley, cada uno en su estilo: uno, el americano, apelando más a la emotividad; repasó su pasión por la competición y cómo comenzó. Fue en 1999, cuando un Bradley de 13 años estaba sobre los hombros de su padre viendo el putt de Justin Leonard caer en el hoyo 17, antes de celebrar el 18 con los fanáticos en el Country Club de Brookline.

"Ese fue el momento en que el golf dejó de ser un juego y comenzó a ser una misión. Ese día cambió mi vida", dijo Bradley. El inglés, por su parte, no desaprovechó su discurso para lanzar ciertas indirectas a la línea de flotación del combinado americano y la polémica con el dinero: "Esto no va de puntos para el ranking mundial, ni de dinero, nos alimentamos de algo que el dinero no puede comprar", sentenció.

Ni mucho menos el ambiente de estos primeros días es el hostil que habríamos podido esperar. En primer lugar, en estas jornadas de prácticas, uno se encuentra con dos ambientes bien diferenciados: la tranquilidad, como si de un torneo normal se tratara, desde el hoyo 1 al 15, y un ambiente mucho más ruidoso desde el 15 al 18. De hecho, la sensación es como si los jugadores entraran en otro campo de golf cuando llegan al green del 15. Pero ni mucho menos el público, salvo en contadas excepciones, se ha mostrado maleducado o grosero con los europeos; más bien todo lo contrario. No faltan los gritos de U-S-A en cada rincón de Bethpage Black, pero de momento no parece una Ryder Cup y ni mucho menos una cuestión casi bélica, como nos quieren hacer ver desde algunos sectores de los equipos. No, de momento; veremos qué pasa a partir del viernes.

Gran parte de culpa de este amable ambiente la tienen los propios jugadores europeos, más concretamente su capitán Luke Donald y la estrategia que ha trenzado para intentar retener el trofeo. Ya sabemos del uso de los equipos de realidad virtual para recrear situaciones incómodas, sabemos de la insistencia del capitán inglés para que los europeos mantengan siempre un perfil bajo en el campo y no entren en provocaciones, pero además he detectado una máxima en el campo que los europeos están llevando a cabo hasta la exageración en los días de práctica: amabilidad con el público.

Y no es que los jugadores europeos en su estado natural sean unos bordes cualquier semana de competición, pero jamás verán a Jon Rahm firmar autógrafos durante una vuelta de prácticas, y esta semana no para ni un segundo. Ayer llegó a detenerse hasta 20 minutos entre hoyos, incluso entre golpes; metió a niños dentro de cuerdas, interactuó y bromeó con los aficionados. Una imagen completamente desconocida, que se repite con la mayoría de integrantes del Team Europa. La estrategia desde el vestuario es clara: vamos a ganarnos al público americano, aquel sabio dicho de que si no puedes con tu enemigo, únete a él.

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