Pero fue Scheffler quien cargó hacia el frente con cuatro birdies consecutivos en la recta final del torneo, aunque el más importante de todos ellos fue el del 17, con un tiro desde un rough profundo que dejó en green y un putt para birdie de seis metros para tomar la delantarea que ya no dejaría en lo poco que quedaba de torneo mientras el resto de jugadores luchaba por el resto del botín.
Además el estadounidense, que terminaba con par en el 18 firmaba un récord olímpico de 72 hoyos con 19 bajo par y 265 golpes con Fleetwood, que perdió el liderato con un bogey desde el rough en el 17 y logró un par en el último hoyo para un 66 que le daba la medalla de plata. la segunda medalla de golf masculina para Gran Bretaña desde que el golf regresara a los Juegos Olímpicos en 2016. cuando Justin Rose ganó el oro en Río de Janeiro.
El pasado lunes, Scottie Scheffeler, número 1 del Ranking Mundial y nuevo campeón olímpico, no se andaba por las ramas en su primera comparecencia ante los medios de comunicación en el centro de prensa del Golf National. El golfista norteamericano aseguraba repleto de ambición que “ganar la medalla de oro es una de las razones por las que esta semana estoy aquí”. Seis días después, Scottie Schffeler ha conseguido sumar la tercera medalla de oro para Estados Unidos en la competición masculina de golf tras las conseguidas por Charles Sands en París 1900 y Xander Schauffele en Tokio 2020.
El bronce fue finalmente para el japonés Hideki Matsuyama que terminó con -17 con el francés Victor Perez, cuarto en solitario con -16 y quinto empatados con -15 Jon Rahm y Rory McIlroy.
David Puig, el otro español en juego en esta competición masculina terminó en un día de auténtico sube y baja en cuadragésima plaza con -1 después de bajar hoy diecisiete posiciones y terminar con una mala tarjeta de 75 golpes.
Durante buena parte de esta última jornada, David Puig cooperó a incrementar las buenas sensaciones españolas, construyendo personalmente una actuación brillante que le permitió acariciar el Top 10 y, quién sabe, un posible diploma de haber mantenido su loable racha de aciertos inicial.
Sí, erró en el 4, un bogey que durante mucho tiempo se convirtió en anécdota, compensado largamente por una ristra de birdies que parecían no tener fin (hoyos 6, 7, 9, 10, 11 y 14), hasta el punto de que, por momentos, se distinguía como el jugador más acertado de la ronda con 5 bajo par.
Pero llegó el hoyo 15, un lugar del campo con destacada presencia de agua donde David Puig, literalmente, se ahogó. Tres veces la bola al líquido elemento generaron una enorme penalización, 9 golpes que diluyeron el sobresaliente trabajo realizado hasta el ese desdichado punto. Peor aún, la conmoción parecía no tener fin, con dos dobles bogeys finales que empañaron un registro, puesto 40, que pudo ser mucho mejor.
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