En vista de que los enanos habían vuelto a agotarse, compré un paraguas, no de esos de golf, tipo sombrilla, sino uno plegable para poder traerlo en la maleta. El Masters de Augusta está siendo de los más intensos que recuedo, están pasado muchas cosas; Koepka alimenta el morbo de la guerra con el LIV, Jon Rahm muestra diferentes versiones y todas ilusionan, un amateur firma el resultado más bajo en la historia y es tercero, Sandy Lyle y Larry Mize se despiden, Tiger Woods gana su pelea contra el tiempo y el físico y Rory McIIlroy se estrella...
De entre todas las historias que se mezclan me quedo con la de Rahm, si el primer día representó la perfección, ayer viernes, fue la eficacia y la mañana de hoy sábado, la épica. Rahm es el mejor juego corto del mundo ahora mismo, y probablemente esté entre los 15 mejores de juego largo y si a eso le sumamos su capacidad mental, el coctel tiene que provocar si o si, que Rahmbo esté pelando el domingo.
Ha habido un momento en la mañana, cuando Rahm lograba el birdie en el 17 donde las condiciones de juego eran brutales. El campo se hacía eterno y los jugadores pegaban palos no vistos hasta el momento. Ancer pegó la madera 3 en el 18, cuando normalmente pega el hierro 7 (y no llegó a green con madera 3). Hovland pegó el hierro cinco en el 17 de segundo golpe, cuando suele pegar el 9.
La lluvia no solo hace duro el campo para los jugadores, también para el público, perdón patronos. Imposible ver algo con los paraguas, y la manta de agua teminó por empaparme al completo aunque también estrenara mi pequeño paraguas. Rahm terminó a dos golpes y yo convencido de que en estas condiciones en mano a mano con Koepka, el de Barrica see lo merienda esta tarde.
El Masters te regala muchos momentos y hoy en el restaurante de la sala de prensa mientras intentaba secarme y entrar en calor, apareciró una parreja de adorables ancianos, él, con trabajo, y ayudado por una muleta se sienta en mi mesa, leo en su acreditación 'Robert Trent Jones', él intenta fijarse en la mia, pero me pregunta directamente de donde vengo. Emocionado al entender España, me habla de Valderrama, Sotogrande... cinco minutos deliciosos que solo podrían vivirse aquí en Augusta.