El mítico recorrido de Pebble Beach recibe la visita del U.S. Open cada diez años, aproximadamente. Al menos esa era la cadencia que tenía entre la victoria de Jack Nicklaus en 1972 y la de Tom Kite en 1992. El plazo se acortó para que Tiger Woods ganara en el año 2000 y, de vuelta a su costumbre, diez años después el norirlandés Graeme McDowell se alzaba con el título en California.
Ese sería el primer y único Major en las vitrinas del británico, un torneo que se caracterizó por la terrible ronda final que realizó Dustin Johnson, hasta ese momento al frente de la tabla durante 54 hoyos, y que afrontaba la ronda final con tres golpes a su favor.
Johnson colapsó en el hoyo 2 con un triple bogey del que no supo rehacerse, más aún cuando a continuación firmaría un doble bogey y el primero de los seis bogeys que elevarían hasta 82 los golpes de su tarjeta dominical.
Así las cosas, y con Johnson fuera de combate, McDowell, que tampoco estuvo fino, consiguió escalar un puesto a pesar de que firmó 74 golpes y que solo pudo restar un golpe, frente a los cuatro que sumó, para terminar al par en el total de las cuatro rondas, aventajando en un golpe al francés Gregory Havret y dejando a Sergio García, vigésimo segundo; a Rafa Cabrera Bello, cuadragésimo séptimo y a Pablo Martín como farolillo rojo del torneo.
Después de aquella victoria, que estuvo precedida por la que logró en el Celtic Manor Wales Open, McDowell ganó el Andalucía Valderrama Masters de ese mismo año, y tendría que esperar hasta 2013 para volver a subir al podio tras ganar el Volvo World Match Play Championship y el Alstom Open de Francia, título que repetiría un año después y que figura como el último de su palmarés hasta la fecha.