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Opinión Alberto Espinosa

Una lluvia de recuerdos en Valderrama

Por Alberto Espinosa
jueves 28 de septiembre de 2017, 23:53h

Los compañeros de El Periodigolf.com, muy especialmente mi amigo Josega, me pide una opinión sobre los recuerdos que, estos días, se agolpan en la memoria de los que tuvimos la inmensa suerte de estar presentes - ya hacíamos pinitos en esto del periodismo- en la Ryder Cup del 97. Cita que se celebró, como todos los aficionados saben, en Vaderrama, entonces todavía no Real, aunque ya majestuoso.

La imagen que ha quedado de aquella cita, al menos una de las icónicas, fue la tremenda tromba de agua del último día. Una jornada de la que se ha contado casi todo. Tanto lo que se pudo ver por televisión, como lo que aconteció en una madrugada dantesca para el entonces dueño del campo, Jaime Ortiz Patiño, su equipo de trabajo o la organización. Leyendas agrandadas con el paso de los años y en las que se confunden mitos y realidades. Sirva como ejemplo de esto último que nadie, o casi nadie, cita que el día de la inauguración, el sol era espléndido.

Sin embargo, para el que escribe, entonces un chaval, aquello era la panacea. Había tenido ocasión de vivir los Volvo Masters que se jugaron casi al lado de mi casa, pero evidentemente aquello era otra cosa. Era lo más de lo más.

Los años previos, las disputas con el mito Severiano Ballesteros y su deseo de llevar la cita a Chiclana. El empeño de muchos por tener todos los detalles a punto. El complejo de algunos políticos que no ayudaron todo lo que debían por intereses partidistas. La llegada de miles de personas que buscaban cualquier medio de transporte para entrar en la tierra prometida. El recelo de los británicos, basta con ojear los periódicos de los días previos, a que su gran torneo saliese de las islas. En aquellos días pasaron tantas cosas que podría estar aquí cansándoles y ese no es el objetivo.

Años después, Madrid pudo acoger un acontecimiento que va más allá de nuestro amado deporte del golf y que supone un impulso para toda la sociedad. Los que residimos en esta parte del Sur somos conscientes de que la autovía que hoy conecta la Costa del Sol y Algeciras no estaría lista, o habría tardado muchos años más, de no ser por la Ryder. Aquella que dejó una épica victoria de Europa, una imagen del joven Tiger Woods ya desesperado en esta competición y en un campo que, pese a conquistar años más tarde, le hizo sufrir mucho, pero sobre todo para servidor una lluvia de recuerdos imborrables. Esos que Francia podrá analizar dentro de 21 años, lástima que no fuese Madrid.

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