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Dos polos de un mismo deporte

El Tiger Woods de Bengala tambien sueña con el número 1

El Tiger Woods de Bengala tambien sueña con el número 1

viernes 04 de septiembre de 2015, 11:50h
Mientras que esta semana se juega en el TPC de Boston la segunda cita de los Play-Offs de la FedEx Cup, con más de ocho millones de dólares en premios, con decenas de millones de espectadores a través de la televisión en todo el mundo, con los mejores jugadores y con todos los medios inimaginables para vivir el golf desde cualquier punto de vista, en Bengala Occidental, en la India, un grupo de niños que no superan los 10 años de edad y sin ningún recurso material vive este deporte de una manera muy distinta.

Vea el vídeo
Y es que los caminos del deporte y de la gloria a través de él son inescrutables. Y como ejemplo les recomendamos que vean este espectacular vídeo que refleja en apenas 15 minutos la pasión por el golf en un lugar casi perdido de la India donde la recolección del té es casi el único medio de vida para miles de familias absolutamente humildes.

Allí, en Bengala Occidental, un pequeño Club de Polo, El Chalsa Polo Club, -herencia de los británicos- ha servido a una docena de chavales que se sacan unas monedas como caddies de urgencia a vivir el golf como pasión y obsesión.

Y lo hacen desde la más absoluta indigencia, sin ningún tipo de material, pegándole a la bola durante horas con unos palos de madera que se han hecho ellos mismos escalando a los árboles para coger ramas resistentes y flexibles que se encuentran en las partes más altas de esos árboles. Sin nada, pero con toda la ilusión del mundo, todos quieren llegar a ser Tiger Woods, al que han visto alguna vez por la tele.

Con sus manos hacen los palos, los drivers de madera y los putts a los que colocan una hoja de lata pegada a la cara frontal de la madera. Un ejemplo realmente increíble de porque este deporte es lo que es y hasta que punto puede obsesionar incluso a unos chavales de diez años que no tienen absolutamente de nada.

¿No me digan que la historia no les recuerda a un chaval de apenas siete u ocho años que se iba a la playa a pegar con un palo de madera hecho por él mismo con una cara de un hierro tres a las piedras durante horas y horas? Quizá en esos chavales indios esté también la magia que un día tocó al genio de Pedreña.

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