Con las ganas

El no pudo ser se refiere, en lo que a mí respecta, a Sergio García, que hubo momentos del lunes en que estuvo tercero a un golpe de los primeros, y también a Jordan Spieth, que pudo haberse metido en el “play off” pero no llegó por un golpe. Una vez que Sergio no podía ganar me hubiera gustado, he de reconocerlo, que hubiera sido Jordan Spieth quien se llevara la jarra de clarete, pero más que nada por lo de la posibilidad de completar el Grand Slam de verdad, en una año natural y ganando los cuatro seguidos.

He de decir, además, que aun siendo de los que estaban en las primeras posiciones, yo no apostaba por Johnson, y cuando vi que Oosthuizen se colaba entre los primeros clasificados no tuve duda. Shrek se va a llevar la jarra, seguro, pensé.

Recuerdo 2010 y cómo un desconocido sudafricano se puso líder con un tiempo de perros. Nada, pensamos todos, este no dura ahí arriba porque hace falta mucha experiencia para ganar un Open y más aun con estas condiciones poco propicias. Segundo día y otro tanto, tercero y hay que ver cómo se agarra al terreno y acabó ganado el Open 2010 en St. Andrews y dejándonos con la boca abierta.

Cuando ayer le vi meterse en el “play off” me dije, a éste no se le escapa el segundo Grande y en el mismo sitio que el primero, pero no contaba con que Zach iba a ser tan frío como él y un poco más, y eso es lo que ha decidido el desempate.

No tengo nada contra el ganador, le felicito sinceramente y reconozco que no acierto una ni borracho. Si me apuras, creo que cuando ganó el Masters no me lo creí hasta el último momento, y no porque no jugara bien, sino porque me parecía que tenía poca entidad para vestirse de verde en Augusta. Vale, pues me equivoqué entonces y ahora también, y justo es reconocerlo y felicitarle doblemente. ¡Ah!, no quiero dejar de mencionar a los amateurs, que han jugado un Open fantástico, y en especial a Dunne, que fue capaz de liderar al término de la tercera jornada aunque luego se vino abajo.

Felicidades a él y a Jordan Niebrugge, que además de un nombre impronunciable tiene una medalla de plata bien merecida. Felicidades a todos, incluyéndonos a nosotros, los aficionados, porque hemos vivido un bellísimo Open.