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International Crown

Carmela Fernández Piera
Carmela Fernández Piera

Lección de trabajo en equipo y superación

Por Carmela Fernández Piera
lunes 28 de julio de 2014, 11:14h
Estas cuatro españolas han hecho historia, una preciosa historia al repetir una remontada al estilo Milagro de Medinah ganando frente a las mejores jugadoras del mundo para alzarse campeonas de la primera edición de la International Crown, un torneo que enfrentaba a las mejores jugadoras del mundo, por equipos. Una vez más, junto a ellas hemos vuelto a sentir el orgullo de ser español.

Ya fue una verdadera hazaña estar clasificadas para este importante evento, al que acudían los 8 mejores países del mundo según su clasificación en el ranking mundial, y ahí estaba España dispuesta a pelear por un título que, de forma individual se está resistiendo esta temporada.

Quizás no fuesen las favoritas porque aún no han firmado victorias este año, máxime frente a países que están arrasando, es decir, Estados Unidos, Corea, etc. Pero ya en la inauguración del torneo dieron un aviso socarrón a los organizadores, "id sacando brillo a las coronas, que son para nosotras". Lo fuesen o no, ellas sabían que lo iban a pelear y, sobre todo, a disfrutar, porque han demostrado ser las diosas de este tipo de competiciones.

Pero este fin de semana han demostrado también al mundo que no sólo son las mejores en match play, sino que también son invencibles en los individuales. Que saben trabajar en equipo y superar los baches. Y, sobre todo, que todas ellas tienen un carácter muy fuerte y muy positivo que trasladan al campo y eso lo que nos hace vibrar.

Comenzaron la International Crown imponiéndose a las tailandesas, el combinado Muñoz/Ciganda arrasó y Recari/Mozo empataron su primer partido del torneo. Estas parejas se mantuvieron durante toda la competición, y ha sido la clave del éxito. La derrota frente las americanas en la segunda jornada marcó el punto de inflexión y demostró lo que es el trabajo en equipo. Casi sin opciones de cara a las próximas dos jornadas, muy complicadas, donde las que peleaban por el título han demostrado una superioridad aplastante esta temporada, ellas se reunieron y dijeron, "¡a salir con la cabeza bien alta y a por todas! Vamos a ganar". Y a por todas que fueron. Arrasaron en sus partidos contra China Taipei el sábado y salieron con decisión y coraje a por la parte, quizás más difícil de esta competición: los partidos individuales en los que se enfrentaban, nada menos que: Ciganda a la coreana Choi, Recari a la sueca Parmlid, Mozo a la tailandesa Jutanugarn y Muñoz a la japonesa Miyazato. "Ahí es ná", la verdad es que impone, pero a ellas no les impuso nada, superado el bache frente a las americanas con las victorias contra las chinas, salieron a arrasar y lo hicieron.

En esta ocasión el punto de la victoria lo conseguía Belén Mozo cuando Azahara andaba aún por el hoyo 15, "estaba temblando, no sé ni cómo pude acabar" y acabó con la elegancia que caracteriza a estas cuatro campeonas, que han demostrado al mundo que son las mejores y que disfrutan y viven con emoción la competición, y eso nos lo trasladan a cada uno de nosotros que nos sentimos orgullosos siempre de verlas pelear por el título, y si además ganan, todavía un poquito más porque el orgullo es inmenso viendo cómo pelean por cada victoria.

La última edición de la Solheim la sentimos muy española, por primera vez en la historia había 3 de las nuestras en el equipo. Azaraha, Carlota, Beatriz y Belén han demostrado que no fue algo accidental, que son las mejores y no sólo en matchplay y que, aunque a día de hoy Carlota no se haya clasificado para la próxima, esto ha sido un aviso de "allí tengo que estar".

Cada semana una de estas grandísimas jugadoras nos hace disfrutar pensando en una victoria española que no termina de llegar porque se enfrentan a las mejores del mundo y no es nada fácil ganar, por eso creo que ha sido precioso que la victoria llegase en equipo, todas juntas, como llevan haciendo desde que eran unas niñas que casi no podían con los palos y, desde entonces, no han perdido esa frescura, esa garra, ese descaro y esa elegancia que esta semana les ha llevado a proclamarse las mejores jugadoras del mundo, que se emocionan escuchando el himno y compitiendo por su país. Son un verdadero orgullo para el golf español.
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