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Un swing por la escuadra

Matías Prats en el Mundial de Brasil de 1950
Matías Prats en el Mundial de Brasil de 1950

Los partidos duran cinco horas y media

Por Guillermo Salmerón
miércoles 18 de junio de 2014, 00:42h
Hace 64 años, en 1950, España jugó con Chile en el Mundial de Brasil y la ganó por un contundente 2 a 0. Entonces la telefonía móvil no existía, claro, y tener un teléfono en casa era casi un lujo.

Casi 70 años después el mismo estadio Maracaná donde Basora y Zarra marcaron para La Roja, acogerá un nuevo enfrentamiento entre los dos equipos pero esta vez con un fenómeno que no ha pasado inadvertido en el mundo entero.

El partido no durará 90 minutos sino que se alargará cerca de cinco horas y media gracias a las telecomunicaciones y las redes sociales. Y es que desde que ha comenzado este Mundial se han producido dentro de los estadios un millón de llamadas y cerca de ocho millones de transmisiones de datos, según cuentan desde Sinditelebrasil, el sindicato que representa a las empresas de telecomunicaciones del país.

Las 7,6 millones de comunicaciones de datos medidas, incluyendo envío de correos electrónicos, imágenes y mensajes multimedia, equivalen al envió de unas 7 millones de fotografías con un peso promedio de 0,55 MB cada una, según la patronal.

Un tráfico que se empieza a producir tres horas antes de que comience cada partido y que se alarga hasta dos horas después de que esté haya concluido tanto a través del 3G (produciendo 3,9 millones de comunicaciones) pero también demandado a través de la última tecnología de 4G (1,1 millones) y las redes wifi (inalámbricas) instaladas en los estadios (con 2,6 millones de transmisiones), una auténtica barbaridad.

Todo esto hace, sin duda, que cualquier cosa que pasa, detalle, gol, comentario, anécdota o situación, se multiplique por todo el mundo en segundos, antes incluso que las radios y televisiones lo reflejen en sus medios.

Que diría el maestro Matías Prats Luque -que unos días después de aquel España Chile retransmitió el España Inglaterra con el mítico golf de Zarra que nos dio el pase a las semifinales del mundial que luego perdimos- si en su bolsillo hubiera tenido entonces un Smartphone para hacer fotos y mandar un twitter.

Afortunadamente, todavía nos queda su voz y las imágenes entrecortadas y en blanco y negro de aquella victoria a la "pérfida Albión" que sólo algunos pudieron oír por la radio y ver a través del Nodo semanas después. Hoy nos hace gracia pero hace 64 años a muchos les pareció un milagro de la ciencia. Y es que la ciencia avanza que es una barbaridad.

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