Ganar con una última vuelta de 76 golpes no es lo habitual en un circuito tan exigente y complicado como el de la PGA. Bowditch no consiguió el objetivo estadístico de ganar firmando las cuatro vueltas por debajo de 70 golpes. Eso le hubiera dado un triunfo sencillo en su primera victoria pero los 76 impactos de ayer hicieron que sufriera como nunca para entrar en el Olimpo de los más grandes, subir muchos puestos en la FedEx Cup y meterse de lleno en la lista del Masters de Augusta que se jugará en un par de semanas.
Pero si él estuvo rematadamente mal en su última vuelta sus rivales no estuvieron mucho mejor. Tras él terminaron Will McKenzie y Daniel Summerhays con siete bajo par después de terminar con dos tarjetas de 70 y 71 golpes que los dejaron a un suspiro de un Play-Off que, finalmente no se produjo.
Tampoco estuvo brillante Matt Kuchar que con una última ronda de 75 golpes (+3) terminó bajando dos posiciones en la tabla para terminar cuarto, a dos golpes de la cabeza y con la sensación de que se le había escapado una oportunidad muy buena para conseguir una victoria antes del Masters que le habría dado mucha moral para encarar el primer Major de la temporada.