A menudo nos fiamos de todos aquellos datos que son generados de manera
digital por cualquier tipo de aparato o máquina. Aunque hay dos
excepciones, la báscula y el velocímetro, en cuyo caso siempre pensamos
que están midiendo de más. De todas formas, en todo aparato de medida
siempre tendremos una cierta incertidumbre, esto es, la diferencia entre
valores reales y medidos.
En el golf, con la revolución de los monitores de lanzamiento, sucede lo mismo. Son unos aparatos diseñados inicialmente para seguir el vuelo de la bola, bien sea con tecnología radar (basados en el efecto doppler y el cambio de frecuencia que la pelota produce con respecto al receptor al desplazarse), o bien con cámaras (programas de reconocimiento que miden el cambio de posición de la bola y los parámetros son calculados mediante ecuaciones).
El parámetro quiero hablar hoy es el "Smash Factor" (de ahora en adelante SF), ya comentado en el anterior artículo, pero que considero que es de una importancia tal que merece profundizar más en él.
Los parámetros que entran en juego en la ecuación del SF son la velocidad de la bola, la masa de la bola, la del palo y el coeficiente de restitución. La masa de la bola es invariable, y está fijado en 46gr, y el coeficiente de restitución, COR, está limitado a 0,83. Ambas restricciones están impuestas por la USGA y la R&A. Por tanto, la otra variable que entra en juego en el cálculo del smash factor es la masa de la cabeza del driver. Por normal general, el peso de las cabezas en los drivers están por debajo de los 200gr, y bajando (hace 6 ó 7 años era difícil que bajasen de los 210 gr). El máximo valor del SF para estas características no llega a 1,49. Incluso si nos aventuramos a pensar en un jugador profesional que pueda jugar con una cabeza algo más pesada (no supera los 210 gr), no llegaría a un SF de 1,5.
Como podéis observar, en ningún momento he dicho que en la ecuación se incluya el tipo de jugador que le pegue a la bola o el talento del mismo. Así es, el SF, y creo que esto es muy importante, es ajeno a si el golpe lo da Tiger Woods o un principiante. Sin embargo, sí que es muy relevante la zona del palo en la que se impacta, dado que el COR va a ser máximo en el centro y disminuirá en proporción a lo que nos alejemos del mismo.
Si alguna vez habéis hecho un fitting o visto algún dato de monitores de lanzamiento es posible que ahora mismo estéis pensando que habéis visto con vuestros propios ojos u oído a alguien decir que tal persona consigue un SF de 1,52. Pues bien, no todos los datos que aparecen son fiables, es más, las propias marcas de estos aparatos lo saben y explican ellos mismos el fenómeno. El hecho es que registran como velocidad media, la de la cabeza en su conjunto, pero como es lógico la parte externa del palo viaja a una velocidad superior. Si la bola impacta con el palo en esta parte, la velocidad de salida será superior que si impacta en el centro, pero el cociente entre la velocidad de la pelota y la de la cabeza sí será inferior que si se impacta en el centro. Si el impacto sucede en la parte interior o tacón el SF disminuye drásticamente.
Lo que no cabe duda es que si alguna vez os dicen, os cuentan u os prometen un SF de 1,50 o superior, desconfiad mucho de dicha información, están siendo confundidos por la imprecisión de los aparatos empleados. La batalla de la tecnología tiene barreras (convenientemente puestas por los organismos que rigen este deporte) que no son franqueables.