Hay muchas formas de hacer comentarios sobre el nivel adquisitivo de las
personas que juegan a golf, pero me molesta sobremanera los que se
hace cuando se quiere encasillar al golf con el tipo de personas como
ricos o nuevos ricos, además en tono despectivo.
No es que tenga nada en contra de los ricos o nuevos ricos, mas bien una sana envidia, ¿a quién no le gustaría?, pero para nada el prototipo de jugador actual de golf se puede encasillar dentro de ese colectivo, quizás una parte mínima del mismo.
La mayoría de personas que conozco son personas de profesión liberal, deportistas, jubilados, amas de casa y juventud, mucha juventud, que muchos de ellos se sacrifican de otros gastos para poder disfrutar de su deporte preferido.
Esta semana en dos ocasiones he oído a dos presentadores de televisión, probablemente por falta de cultura deportiva, hacer esa similitud despectivamente, cosa que me ha motivado para publicar este artículo.
Quizás no estén al corriente del número de licencias, de la inmensa cantidad de jugadores sénior, la cantidad de jugadoras femeninas, y que según un estudio de una prestigiosa revista no está entre los 10 deportes más caros, que muchos campos han reducido los precios entre semana a pesar del aumento del IVA (otra aberración mas que ya tratamos en su día).
También sería interesante que se supiera que es el segundo deporte en cuota televisiva de audiencia en EEUU, esta misma semana asistieron al Torneo de Phoenix más de 564.000 espectadores (solamente en la jornada del sábado 190.000).
No hace mucho vi en un clinic impartido por Ricky Fowler, invitar a un joven a un proam. Este muchacho se había salvado milagrosamente de un tornado que destruyó completamente su casa, refugiándose en la bañera. Eso sí acompañado de su perro y de su bolsa de palos, realmente emotivo y enriquecedor. Historias como esta hacen que este deporte me apasione.
Si se hiciera una lista de los 100 deportistas más admirados de este país, y preguntáramos cuál es su segundo deporte, ¿qué cree que contestaría la mayoría? No es cuestión de dinero, es cuestión de tiempo, y de que se conozca mucho más.