Pero lo que hemos visto este fin de semana en la Ryder Cup confirma lo que sólo unos pocos sabíamos, que el golf es muy grande.
Este deporte, sí deporte, que es el más difícil de dominar por parte de una persona, nos ha cautivado una vez más. Esta competición, la Ryder Cup, ha demostrado como un continente puede unirse por un mismo objetivo, por un mismo sueño, ilusionando a todo el planeta, vencedores y vencidos.
El golf nos ha dado una lección que jamás deberíamos olvidar. El domingo, durante diez horas, dejamos a un lado los problemas que en estos tiempos difíciles nos asolan y todo gracias a la ilusión, el trabajo y el afán de superación de un equipo que, a pesar de la adversidad, nunca se dio por vencido, creyendo que la meta estaba al alcance de su mano y demostrándonos que con esfuerzo todo se puede conseguir.
Me enorgullece saber que en este equipo había tres españoles: un gran Capitán, un gran Vicecapitán y un gran Jugador. Esta Ryder Cup pasará a la historia por cómo se ganó, por lo que nos enseñó y por lo que nos ilusionó. Jamás la olvidaremos.