miércoles 22 de agosto de 2012, 00:00h
Aún no han pasado dos meses desde que en esta misma sección publiqué el artículo de opinión “Gracias Sergio“. Fue después de unas duras declaraciones, si mal no recuerdo en la tercera jornada del Masters de Augusta. Decía Sergio, entre otras cosas, que no era suficientemente bueno para ganar un Major.
Tal como creía y sigo creyendo, Sergio acababa de dar el primer paso para conseguirlo. Con esas declaraciones Sergio se liberaba de esa pesada carga o presión de la cual no lograba zafarse en los últimos años. Siempre he creído que para triunfar en cualquier deporte hace falta tener hambre, y Sergio tenía hambre de Ryder, además de facilitar la labor de Olazábal en las elecciones de los dos jugadores para completar el equipo.
No lo digo por el resultado conseguido, ni por el triunfo conseguido en Windham, lo digo por la actitud de Sergio durante todo el Torneo, sus gestos denotaban confianza, el último día todo su lenguaje corporal era positivo, después del bogey del 12, cuando todavía no se había despegado de sus perseguidores, su mirada y su caminar era de total seguridad.
También creo que no toda la prensa especializada ha sido lo suficientemente justa con él, ahora muchos se subirán al carro del triunfo, de las palmaditas en la espalda. El golf pone a todo el mundo en su hándicap, Sergio es un gran jugador y puede hacer grandes cosas, ni más ni menos que la mayoría de los 20 mejores jugadores del mundo, salvo dos o tres excepciones.
Todos estamos ansiosos por ver en la próxima Ryder ese vaivén del brazo con el puño cerrado, señal inequívoca de lo que nos espera.