Tiger dejó escapar una buena oportunidad

Y es que tras las dos victorias de Tiger este año en la PGA norteamericana había llegado al Olympic Club con vitola de favorito real, algo que no le había sucedido en los dos últimos años en los torneos que había jugado, ni siquiera en los que logró la victoria.

Pero esta vez parecía diferente. Tiger llegaba en buena forma, sin lesiones aparentes y con la moral por las nubes tras su último triunfo en el Memorial. Una victoria que hizo crecer las audiencias televisivas de golf en Estados Unidos como nunca antes había pasado y todo el negocio del golf se frotaba de nuevo las manos.

Una buena actuación y ya no digamos una victoria en el US Open oclocaria a Tiger de nuevo muy cerca del número uno del golf y devolvería a este deporte la situación que ya vivió hace dos años con un Tiger Woods de nuevo pletórico y luchando por llegar a las 18 victorias en torneos del Grand Slam que atesora Jack Nicklaus.

Pero todas esas teorías se rompieron después de que terminara la segudna jornada y empezara la tercera. Tiger se había mantenido muy bien en la clasificación tras los primeros 36 hoyos, pero el tercer día lñas cosas se torcieron para él. Con seis bogey y un solo birdie en la tercera jornada el torneo se le quedaba ya muy lejos. La remontada tenía que ser brutal y, finalmente, no se produjo.

En la cuarta y definitiva jornada, Tiger ofreció su peor versión. Con cutro bogeys y un doble bogey en los seis primeros hoyos, el californiano decía adiós a un torneo que habí ganado en dos ocasiones y del que se despedía hasta el año que viene. De momento, habrá que seguir esperando para ver ganar un major a Mr. Woods.