Woods gana en la PGA 895 días después
domingo 25 de marzo de 2012, 00:00h
¡¡¡Por fin!!! Tiger Woods logró su victoria número 72 algo más de dos años y cinco meses después de su último triunfo en Estados Unidos, en la PGA. Fue el 13 de septiembre de 2009, cuando logró el BMW Championship, con 19 bajo par. 895 días después, en el Arnold Palmer Invitational, Tiger y el golf mundial vuelven a la normalidad. Aleluya.
Han tenido que pasar 895 días sin victorias de Woods en el selecto circuito de la PGA para volver a ver ganar a un Tiger que necesitaba esta victoria como el comer. Han sido 895 días sin apenas sonrisas, con más malas noticias que buenas a su alrededor, con 34 torneos jugados en tierra americana donde no había logrado ganar despues de que esa palabra fuera la que más se asociaba con su figura.
Es verdad que a lo largo de todo este tiempo ha estado muy cerca de conseguirlo en varias ocasiones. En cuatro torneos ha quedado segundo y un par de ellas cuarto. Es cierto que algunas veces la mala suerte le ha impedido hacerse con una victoria que le habría redimido de su pena mucho antes pero ha sido ahora cuando la ha logrado y, además, -cosas del destino- frente a un Graeme McDowell que le robó ese instante de felicidad en el Chevron Challenge, alargándole su penuria de días y días sin victorias.
Con este triunfo, da la ensación de que Tiger hace las paces consigo mismo y también con el mundo del golf. Lejos quedan ya, tras su victoria en el BMW, los tres torneos que jugó en 2009, los 14 de 2010, y los 12 de 2011. Ahora da la sensación de que mira a la vida de otra manera y en 2012 parece que ya no hay que descartarle en ningún torneo que juegue.
Lo malo para Tiger es que ya no es el mismo que era, eso es indudable. El peaje que ha pagado ha sido alto y caro. Físicamente está peor que hace unos años. Su swing ya no es una máquina perfecta. Su carácter tampoco y su putt, la mejor de sus armas, a veces falla.
Por si todo esto fuera poco, no debemos de perder la perspectiva de una realidad. En Bay Hill no estaban ninguno de los cinco mejores jugadores del mundo. Ni Donald, ni McIlroy, ni Westwood, ni Kaymer, ni siquiera su compatriota Steve Stricker. En Augusta si que estarán y será entonces cuando midamos la verdadera potencialidad de este nuevo Tiger que, por fin, ya ha ganado.